FÉLIX MARTINEZ / DANIEL G. SASTRE
BARCELONA.-
El único beneficiario del maremágnum que vive CiU tras su pírrica victoria en las autonómicas de noviembre parece ser Josep Antoni Duran Lleida, presidente del Comité de Gobierno de Unió y secretario general de CiU, según aseguran fuentes próximas al partido. Y se lo piensa cobrar: exige confeccionar en solitario las listas de las próximas elecciones generales y que el equipo electoral de Artur Mas no intervenga en la campaña.
De momento, mientras los adictos a Mas cierran filas y le defienden antes de que nadie les ataque, Duran puede exhibir el trabajo realizado en la capital como líder del grupo catalán. De lo que ocurra en Madrid, precisamente, puede depender el futuro de la federación nacionalista. Por eso Duran quiere controlar todo el proceso.
A pesar de que el dirigente democristiano es el único que lo reconoce en público, fuentes próximas a la dirección de CiU afirman que sus miembros se han convencido por fin de lo que parecía una obsesión para muchos: con la jubilación política de Jordi Pujol, las mayorías absolutas en el Parlament no volverán en muchos años. Y, lo que es aún peor para su futuro, mientras el tripartito compuesto por el PSC, Esquerra Republicana e Iniciativa sume 68 escaños, nadie lo desalojará del Palau de la Generalitat.
Debate electoral
El sector más soberanista de Convergència, del que son líderes destacados David Madí - hombre de confianza de Mas y responsable de la campaña electoral que impidió al presidenciable de CiU alcanzar los 50 diputados- y Felip Puig considera que la posición de Duran no es sino su actitud natural.
Los dirigentes unionistas deducen que aparecer como una fuerza política aislada durante la campaña para las autonómicas perjudicó seriamente a Mas. Por eso, Duran exige que se inicie ya el acercamiento al PP catalán de Josep Piqué. Sólo sumando fuerzas con los populares podrá volver a colocar a uno de sus hombres como inquilino de la Casa dels Canonges -residencia oficial del presidente de la Generalitat-. Sin embargo, Duran no ha perdido el tiempo durante los dos años que lleva en Madrid.
Las encuestas más recientes, a las que ha tenido acceso Duran, vaticinan una victoria electoral del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, pero por muy escaso margen. Tan escaso, que en el Congreso podría reproducirse una situación a la catalana: que, a pesar de que haya una fuerza política que gane las elecciones en votos, si se queda muy lejos de la mayoría absoluta podría verse como CiU, victoriosa en los comicios pero condenada a la oposición.
Los soberanistas de CDC creen que Duran está obsesionado por ser ministro en virtud de un pacto de esas características con el PP. Pero lo cierto es que el dirigente democristiano ha dado sobradas muestras de que puede llegar a acuerdos en cuestiones de estado tanto con Mariano Rajoy como con Zapatero.
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