Según la hipótesis que manejan los agentes, el asesino y sus cómplices -si los hay- arrastraron a Leal por toda la finca, desde la sexta planta hasta el parking, pasando por el ascensor, y dejando un vistoso reguero de sangre.

Los restos del desaparecido anatomopatólogo que trabajaba en el Radium Hospital de Oslo podrían estar troceados y diseminados, por lo que han pedido la colaboración ciudadana. La Policía pretende que los habitantes de la capital revisen los contenedores de basura. Mientras tanto, los equipos de búsqueda se centrarán en la carretera nacional 32, entre Siljam y Hvittingfoss.

Al parecer, algunos testimonios vieron el coche de Leal Bermúdez en estas poblaciones, antes de que se detuviera en un control rutinario al hasta ahora principal sospechoso del crimen.

El vehículo llamó la atención de los agentes porque iba sin luces y era conducido de manera errática. Cuando le dieron el alto, comprobaron por la matrícula que pertenecía al médico español. Además, en una primera revisión vieron que había manchas de sangre bajo mantas y sacos de plástico. Ante las preguntas de los policías, el conductor -que no tiene carné- les respondió irónico: «No es precisamente sangre de un animal».

El sospechoso, que niega los hechos, es amigo de Leal Bermúdez. Aunque es noruego, se conocieron en España entre 1994 y 1995 y, desde entonces, han mantenido una relación estrecha, quizá íntima.

En cuanto a Joaquín Leal Bermúdez, la última vez que fue visto con vida fue el pasado domingo, en torno a las 23.00 horas, en el pub London, el punto de encuentro gay más conocido de Oslo.

En España, concretamente en su localidad de nacimiento, Coria del Río (Sevilla), la espera se está haciendo eterna. Su familia, pendiente del teléfono, alberga pocas esperanzas de que lo encuentren con vida.

Joaquín solía hablar todas las semanas con su padre, Antonio, de 87 años. La última vez que ambos conversaron fue hacia el 11 de enero, según indicó ayer un miembro de la familia, y nada hizo sospechar que su vida corriera peligro. «Nos tememos que esto va a afectarle mucho al padre, que está delicado», explicó a EL MUNDO un primo hermano de Leal. La madre, de 88 años, no es consciente de la situación debido a su precario estado de salud.

Joaquín Leal estudió Medicina en Sevilla y realizó la especialidad de Anatomía Patológica como médico interno en el hospital Virgen Macarena. Ejerció en Puerto Real (Cádiz) y Ceuta hasta que decidió irse a trabajar a Noruega. A pesar de ello, ganó una plaza fija en el hospital Doce de Octubre de Madrid, pero ahora disfrutaba de una excedencia.