PATRICIA DEL GALLO. Corresponsal
AVILÉS (ASTURIAS).-
María Amor González, una avilesina de 37 años, deberá devolver a sus cuatro hijos a Israel, donde reside el padre. Así lo ratificó ayer la Audiencia Provincial de Asturias.
Aunque María Amor piensa recurrir la sentencia, la repatriación de los cuatro menores, que fueron sacados de Israel de forma irregular por la madre en 2005, será inminente, y en un plazo de 10 días podrían estar ya en este país.
La historia comenzó en 2005, cuando la madre decidió salir con sus hijos de Gan Yavneh para regresar a Avilés debido a la situación de conflicto que se vivía y a los malos tratos que asegura sufría de su marido. Si hubiera pedido el divorcio, hubiese tenido que renunciar a sus hijos, dos niños y dos niñas.
Desde entonces todo ha sido un ir y venir de juzgado en juzgado. En cuatro ocasiones los jueces han dado la razón a Moshe Elgozí, el padre, amparándose en que el Convenio de La Haya suscrito entre España e Israel en 1980 establece la inmediata restitución al país de residencia habitual cuando los menores hayan sido sacados de manera «subrepticia o ilegal».
Pero la Justicia ha sido lenta, y ello ha propiciado que los menores se fueran poco a poco integrando en su nueva ciudad, Avilés, algo que -señala el fallo- «juega siempre a favor del sustractor». Uno de los aspectos que retrasaron el regreso inmediato de los menores fue la denuncia de malos tratos presentada por María Amor contra su esposo. Ayer, la abuela, María Amor Rodríguez, compareció con tres de los menores ante los medios de comunicación y ofreció un auténtico mensaje de desesperación. Los pequeños aseguraron que no querían regresar a su país y que tenían miedo.
Según la abuela, la madre de los pequeños «está destrozada». Espera que pueda mantener con sus hijos un régimen de visitas similar al que podría tener en España, y destacó la falta de derechos de la mujer en Israel. El padre, al enterarse de la noticia, se mostró contento, pero desconfiado. Hace un año estuvo en Avilés para recoger a sus hijos, pero finalmente no pudo llevárselos.
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