CARMEN SERNA
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no acostumbra a contestar preguntas de los periodistas de temas varios en sus actos del día. Lo deja todo para la rueda de prensa de los jueves, tras la Junta de Gobierno. Ayer, después de una semana polémica que empezó el pasado sábado con los gritos contra el regidor en la manifestación y acabó con el plante de Tim Robbins, Ruiz-Gallardón no se presentó. Fue su vicealcalde, Manuel Cobo, quien asumió esa responsabilidad por encontrarse el alcalde «fuera de la ciudad, en un asunto personal».
Hubiera estado bien conocer, por ejemplo, qué sintió el regidor cuando decenas de miles de personas gritaban en la manifestación «¿Dónde está? No está aquí el alcalde de Madrid» o qué opina del consejo que le dio Zapatero [que fuera menos soberbio].
A falta de su respuesta, estuvo ayer la de su portavoz, Manuel Cobo: «Les puedo contar, incluso mejor que el alcalde, cómo vivimos todo eso», justifica el vicealcalde.
Cobo no estuvo comedido, llamó «soberbio» al presidente del Gobierno, le acusó de volverse a Doñana con su familia después del atentado del 30 de diciembre mientras Ruiz-Gallardón seguía en la T-4 y acudía a distintas concentraciones de protesta contra la violencia y hasta aclaró que no acudir a la manifestación del sábado fue una decisión de partido.
Muy político, hasta que le preguntaron cómo se sintió el regidor al oír a parte de la ciudadanía criticando su ausencia. Cobo se sinceró: «Hubo dudas sobre qué hacer. Mi partido estuvo negociando y valorando participar o no y al final decidió que no. Pero no te sientes bien».
El vicealcalde se preguntó por qué nadie ha dicho «dónde estaba Zapatero, que vive en Madrid y que es diputado por Madrid. O la vicepresidenta, o el ministro de Interior». Además, recordó que el alcalde asistió, entre el atentado y la manifestación del sábado, «a seis actos en los que se manifestó el dolor y contra el terrorismo» y estuvo en la T-4 de noche, de día, de madrugada. Cobo no entiende que haya que «considerar que sólo esa manifestación te da el certificado de demócrata».
Además, calificó a Zapatero como «el político más soberbio de la democracia» e insistió en que el presidente se la juega en Madrid, «como demuestra el proceso de selección del candidato, que fue el dedo del presidente».
El último tema que zanjó fue el de la polémica con el actor estadounidense Tim Robbins: «Tiene todo el derecho a decir lo que quiera, pero no creo que sea un gran conocedor de la realidad tan compleja de la política española... A ver si le da la solución a Zapatero», ironizó.
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