Esta vuelta la veo como una victoria». Leo Bassi fue ayer una máquina de esparcir titulares en la presentación de La revelación, el montaje que el año pasado escenificó en el Teatro Alfil y con el que ahora torna al mismo recinto. Entonces, sin frivolizar, se armó la marimorena. Secuencia de los hechos: estreno de la obra («un homenaje al laicismo» en el que el cómico pone en solfa el fundamentalismo religioso y las sectas en un mundo científicamente avanzado), suspicacias, airadas protestas (un centenar de personas se reunió a las puertas del local; la taquilla fue rociada con gasolina), colocación de un artefacto explosivo de fabricación casera (por fortuna, fue desactivado a tiempo) y consiguiente refuerzo de la seguridad.
La casi literal incendiaria atmósfera que se respiró aquellos días presidió el discurso del célebre caricato en su regreso al lugar de los hechos. Vestido y maquillado de bufón medieval, además de visiblemente emocionado por momentos («éste es mi verdadero rostro; es la primera vez en mi vida que salgo al escenario así: ha llegado el momento de presentar al público quién soy), Bassi poco menos que se ofreció en confesión.
«He pasado momentos terroríficos y he temido por mi vida. Cuando el Alfil me propuso volver dije: 'Vaya cojones'. Pensaba que los violentos podían haber asustado a los responsables de la sala. Hablamos, en pocas palabras, de terrorismo», inició su alocución.
Y a partir de ahí, una ofensiva de reflexiones-bazooka a propósito de un espectáculo que algunos sectores consideran blasfemo e irrespetuoso y que su propio autor observa como «más profundo, serio y militante» en su nueva versión. «En los últimos 11 meses he vivido otras aventuras por toda España: insultos, amenazas... En su homilía, el cardenal Cañizares calificó mi espectáculo de 'atentado a la libertad religiosa'». «Cervantes escribió: '¡Con la Iglesia hemos topado'. Yo digo: 'Con los bufones ha topado la Iglesia'».
«En la España europea de 2006 he tomado conciencia de que lo que había comenzado no era sólo una lucha contra pequeños grupos, sino una cruzada laica», prosiguió, no sin antes dejar claro que el laicismo «representa valores de la Ilustración, de la libertad, que están por encima de la división política». Y luego hizo saber que una formación de signo falangista ha organizado un acto de protesta en contra del show el próximo sábado.
Incansable agitador, Bassi reveló que su intención es ir «contra los valores tranquilos y seguros del monoteísmo» y animar a «volver a las utopías, a contestar preguntas como ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?». El libreto de La revelación agrega desde este momento cuestiones «que la gente quería saber» de la espirualidad del histrión. «Como la ecología o la igualdad de la mujer, temas que el monoteísmo no sabe responder» y que él ha articulado a partir de escritos del téólogo de la liberación Leonardo Boff. De paso, aclaró: «Me dicen rojo de mierda. No soy rojo. Respondo al mercado libre».
A modo de píldoras avanzó que el texto será publicado en breve por la editorial Barataria. También que antes de que el montaje desaparezca de la cartelera pondrá en marcha un nuevo Bassibus que permita «ver lo que hay detrás» de Telemadrid, así como una revolucionaria campaña a través del portal YouTube en pos de la apostasía. «Amo internet. Creo que es el nuevo Jesús».
Con todo, happy end: «Agradezco a quienes intentaron censurarme que me hicieran recuperar pasiones olvidadas. Si te ponen un kilo de explosivo y tratan de matarte, vuelves a vivir con la pasión de la juventud».
La revelación
, en el Teatro Alfil (Pez, 10), del 23 de enero al 4 de marzo. 20 euros.
LAS PERLAS DEL COMICO
«Durante los últimos 11 meses he vivido otras 'aventuras' por toda España. En su homilía en la catedral de Toledo, el cardenal Cañizares calificó mi espectáculo como un 'atentado a la libertad religiosa'».
«En la España europea de 2006 he tomado conciencia de que lo que había comenzado no era sólo una lucha contra pequeños grupos de extrema derecha. Después de unos momentos terroríficos ha pasado a ser una cruzada laica».
«Me amenazan diciéndome 'rojo de mierda'. Nunca he sido 'rojo'. Respondo al mercado libre».
«No me interesa la tele pero amo internet: es el nuevo Jesús».
«Si te ponen un kilo de explosivo y tratan de matarte, vuelves a vivir con la pasión de la juventud».
«Hay similitudes con el 'caso Rubianes'. La gente en contra es la misma. Pero el Teatro Español cedió y el Alfil no».
