Viernes, 19 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6242.
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Ocio / Música
Najwa, a la última
La cantante y actriz abarrotó anoche Joy Eslava para presentar las canciones de su último disco, titulado «Walkabout»
JESUS MIGUEL MARCOS

La sala Joy Eslava acogió anoche la presentación del último disco de Najwa, Walkabout. La cantante y actriz podía presumir de haber agotado las entradas desde hacía días. Repetía éxito de público tras sus anteriores conciertos en Aqualung, donde celebró sus últimos recitales en Madrid.

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Mucho moderneo entre el público. Aunque quizá moderneo sea decir poco: aquello parecía por momentos la Pasarela Cibeles. La gente, en lugar de preguntarse por su disco favorito de la cantante, hablaba de camisas y bolsos. Artista a la moda, público a la moda. La sala Joy Eslava, con sus lujos y elegancias, ponía el resto.

Los 15 minutos de retraso caldearon el ambiente. Los primeros compases del recital fueron, sin embargo, tranquilos. Primero salieron los músicos. En esta gira Najwa se atreve con una puesta en escena analógica: guitarra, bajo y batería junto al hombre de las programaciones.

Los cuatro hombretones secundando a la dama aumentaban la imagen de diva enigmática de la cantante. Salió vistiendo un abrigo de piel blanco que se quitó nada más entrar al escenario. Luciendo un modelito María Antonieta -blusa violeta, unos pololos blancos y botas rosadas-, abrió con So often, de su nuevo disco. Prometía un inicio hipnótico, pero a las primeras de cambio el público ya estaba bailando con I like it y One of those days, que empezó acústica y terminó con un ritmo un tanto machacón.

La escenografía era de lo más simple. Tanto que no había elementos extramusicales que apartaran la atención de lo que sonaba en el escenario. Una iluminación sobria y sencilla que ayudó a las canciones.

Su último disco bascula entre la electrónica atmosférica de ecos ibicencos y las canciones desnudas de corte acústico. Todo ello determinado por la susurrante y lánguida voz de Najwa, que busca a sus heroínas Bjök o Goldfrapp desde el Casé del Mar. Al final, vestidas de un modo u otro, las canciones de Najwa son esencialmente pop. El concierto se calmó con dos nuevos temas de Walkabout, más acústicos que electrónicos: Just in case y la sensual Sexy light. Como canciones son de lo mejor de su repertorio, pero el público parecía pedir más baile y menos amaneramientos.

Siguió con una especie de samba y el sencillo Le tien, le mien, cantado en francés. Es cierto que su repertorio pica de aquí y de allá -trip hop, pop electrónico, música de baile...-, que le falta definición y que no acaba de superar sus influencias y sacar una voz propia diferenciada, pero en directo Najwa es capaz de salir a flote con buen sonido y con un puñado de temas pegadizos. No descubre nada, pero sus temas, algunos de ellos coreados por toda la sala, enganchan.

La ovación que le dedicaron sus fans tras la canción Go Cain casi emociona a la cantante. Demostró tener una relación con su público de mucha complicidad. Se pasó el concierto bromeando con los fans de las primeras filas, auténticos adoradores de la cantante. Justo delante de ellos, en el suelo, estaban los textos de algunas de las canciones (por si acaso le fallaba la memoria a Najwa).

Desde la mesa de sonido, no a los mandos, Carlos Jian miraba fijamente a Najwa mientras interpretada la hipnótica Human monkys. Al parecer, trabajarán juntos en el próximo disco de la cantante. Cerró el set principal con el crescendo, un tanto verbenero, de Being safe. En el primer bis, Carlos Jian se subió al escenario para cantar y tocar la guitarra. Escenificaron el principio de una nueva relación.

Con la sala completamente entregada, la cantante cerró el concierto con dos temas más: Slow y Unlucky child nation.

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