El violinista libanés presentará ante el público madrileño un espectáculo que, con el sobretítulo de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, una aventura musical, acerca a los niños de entre 6 y 12 años -edad recomendada- la música clásica.

La dramatización de este montaje, que incluye fenómenos naturales, animales, personajes y estados de ánimo, está realizada por Marisol Rozo y ofrece explicaciones e interpretaciones basadas en los sonetos que el compositor italiano escribió como complemento a su obra más popular.

Con nueve años, en Líbano, un violín y un sótano antiaéreo eran sus únicos refugios durante los bombardeos. Con 15 huyó a Alemania, a tocar en bodas judías. Ahora graba discos y los críticos dicen de él que se está convirtiendo en un fenómeno de la interpretación. En un mercado como el clásico, colocar 80.000 copias de Las cuatro estaciones (cuyos beneficios se destinaron a la organización humanitaria Unicef) no es moco de pavo. Hasta Almodóvar se ha rendido a su violín, que sonó en Hable con ella y La mala educación. «Desde pequeño me interesaron las músicas de los pueblos, el folclore. Hay que tener en cuenta que nací en un país sin música clásica, por eso mis primeras inspiraciones fueron otras», explicaba en una entrevista a este periódico concedida hace unos meses. Ilustraba así las razones de ese universo propio como intérprete, que lo mismo le lleva a emular a Piazzolla que a poner música a los pasos de Joaquín Cortés.

Las partituras, recortadas para tener una duración accesible para el público infantil, serán interpretadas por Malikian junto a los músicos José Vélez -violinista-, Antonio Clares -viola-, Dragos Balan -violonchelo- y Juan Francisco Padilla -laúd y tiorba-.