No actuaba desde que, en noviembre de 2003, dio en el Honky Tonk un concierto homenaje a su ex marido, el músico y cantante Joe Borsani, que murió ese año, a quien dedicó también la actuación del pasado miércoles en El Sol, uno de los templos de La Movida, que la Comunidad de Madrid revitaliza estos meses con un despliegue de eventos.
Y a diferencia de aquel concierto, fundamentalmente rockero, éste fue alado y pop. María Teresa Campilongo, Marité para los amigos y Rubi para todos, no sólo es un referente indispensable de la tan traída y llevada Movida (triunfó con su grupo Los Casinos), sino en general de la música popular cantada en el idioma castellano.
El público que llenó la sala no era homogéneo. Había gente de todas las edades, desde muy jóvenes que coreaban las canciones de la rubia (así la llama el pintor Pablo Sycet, autor de la letra de Castillo de naipes, uno de los temas que interpretó) hasta carrozas rejuvenecidos por la buena onda de la poderosa artista argentina, en una estimulante mezcla, muy frecuente en la década de los 80, que hoy se echa de menos.
Los fieles
No faltó a la cita su fiel cuñado, el actor y director Carlos Borsani, con sus compañeros del grupo El Gad, Tizi Cifredo y Ramón Sanz. Ni, por supuesto, su hija Juana Borsani, que no dejó de bailar en ningún momento. Ni uno de sus mejores amigos, Pedro Piqueras, que estuvo con su adorable Esther. Vi a la empresaria María Fitz-James Stuart, a María Chávarri, al periodista Juan Antonio Carbajo (El País) y al guitarrista Beltrán Cavero, sobrino de la presidenta de la Comunidad.
Compartieron escenario con Rubi los músicos José Mari Guzmán, ex Cadillac (guitarra y voces), Gustavo Aldrey (bajo), Miguel Angel Camero (teclados), Eugenio Nieto (batería) y Raúl Santana (guitarra).
Rubi recordó a su querido compañero, el fallecido guitarrista Tito Larregui, pero no se dejó llevar por la nostalgia ni permitió que el público lo hiciera. Al contrario, logró que sus canciones más famosas sonaran frescas y nuevas: Dime dónde, Mi corazón pertenece a papi, Yo te quiero besar o su gran éxito Yo tenía un novio.
Interpretó la espléndida Un solo beso, que Carlos Berlanga compuso para ella, además de Volveré y no me tientes, Bailando con la muerte, de Juan Carlos Aured, y Sangre y caviar, de Mauro y Nacho Canut.
Y nos regaló tres joyas de su próximo disco homenaje a Françoise Hardy, versiones muy personales de Tout les garçons et les filles (convertida en un blues a lo Nina Simone), Ce petit coeur y Vibrations (adaptada por mí al castellano).
Fue un concierto inolvidable. Rubi, que ya es abuela, aunque parezca increíble, demostró las tablas que tiene y lo que es capaz de hacer con su voz, una de las más privilegiadas y mejor educadas del panorama musical.
Corcobado y Malevaje actúan hoy dentro del ciclo de conciertos homenaje a La Movida en la sala El Sol.