JESUS MIGUEL MARCOS
El murciano Miguel Vivo pinta ciudades. Y más cosas, pero uno de los ejes vertebrales de su obra es la plasmación de la urbe sobre un lienzo. En Madrid ha encontrado un filón. La galería Gaudí expone algunos de los cuadros más representativos de Vivo, discípulo de Antonio López.
Lo suyo es el paisaje urbano, un tema clásico del realismo contemporáneo que, sin embargo, carecía de aceptación hace una década, cuando este pintor murciano inició su carrera profesional. Desde entonces, sus cuadros han dado la vuelta a España, llegando a exponer también en ciudades como Nueva York.
Su propuesta es chocante: ver en un cuadro escenas que se contemplan cada día al salir del portal de casa. Una calle de un barrio, la puerta de un banco, la cornisa de un hotel, el Pirulí, la entrada al CSIC, la Gran Vía desierta, Cibeles... Motivos urbanos, pintados con ausencia de color, que despiertan un interés técnico -investigación del espacio- y estético.
Destripa una solitaria calle de la Princesa, que en ausencia de coches y peatones muestra su esqueleto de líneas y sombras. Divisa de lejos el cuerno de una torre Kio, volando por encima de los edificios de la Castellana. Crea una extraña figura fundiendo al Pirulí con un bloque de viviendas. Transforma la moderna Castellana en un paseo de pueblo. Según el catálogo de la exposición, son «proyectos basados en el trabajo de un artista que continúa investigando sobre la tecnología del realismo contemporáneo y la representación bidimensional de uno de los elementos contemporáneos más cercanos, la arquitectura».
Tiene algo la ciudad que resulta anti-artístico. Quizás es el hormigón, el humo de los coches o, sencillamente, que es lo que vemos cada día. La urbe deshumanizada que trajo el siglo XX es, a la vez, donde se cocinan los avances de la misma humanidad. Como subraya el texto sobre la obra de Vivo, «el contexto donde se desarrolla la cultura y la sociedad de hoy, un mundo en constante proceso de evolución y renovación estética. Probablemente el referente cultural más objetivo de la historia contemporánea, la historia que estamos viviendo, la historia que vive, rodea y representa este joven artista murciano».
En los cuadros de Miguel Vivo -considerado precursor de la nueva visión del paisaje urbano contemporáneo- hay búsqueda, investigación y estudio, pero al mismo tiempo se ven muestras de crónica social y un fuerte espíritu crítico. Como ha dicho el crítico Fernando Castro, «a Miguel Vivo le interesa lo caótico de la ciudad y la posibilidad de establecer un orden desde la pintura».
Miguel Vivo. Galería Gaudí (García de Paredes, 76). Hasta el 8 de febrero.
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