Viernes, 19 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6242.
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Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado en el que se pudo (Marie von Ebner)
 MADRID
FERNANDO MARIAS / ESCRITOR
'Vamos a volar por los aires algun día'
JAVIER LORENZO

CON MUCHA CARA / «Casi todas las historias están contadas, pero sigo encontrando destellos de novelas, películas, música» / «Reflexionar sobre ti mismo es muy importante» / «Escribo porque me lo paso muy bien» / «Un amigo ratifica tu opinión, pero realmente no sirve como alguien que te encauza» / «No creo que nadie pueda sentirse avergonzado de Madrid»

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A veces ocurre que uno tiene la entrevista preparada, pero apenas le sirve para nada y el bloc se va a hacer gárgaras a los 10 minutos de conversación. Es lo que pasó con el escritor Fernando Marías, que se empeñó en destacar sus inmersiones en el ejercicio físico y el psicoanálisis. Pues nada. Ahí se lo dejo.

Pregunta.- Estoy impresionado. Tiene preparador físico personal y le viene a su casa.

Respuesta.- El año que viene voy a cumplir 50. Hace dos años empecé a ir al psicoanalista, porque me apetecía ordenar mi cabeza y mi vida ha cambiado para bien muchísimo. Entonces, tenía ganas de hacer ejercicio y el gimnasio no me gusta, así que encontré a este hallazgo, a Edgard, que va a ser el hombre del futuro de la literatura española.

P.- Qué fuerte, no sé si nunca mejor dicho.

R.- Me ayuda a disciplinar mi vida y mi escritura.

P.- ¿Todos necesitamos un psicoanalista?

R.- Creo que sí. Creo que pasados unos cuantos años... Vamos a ver. Conozco personas equilibradas, pero es bueno revisar todo lo que has hecho, plantearte hacia dónde vas, ver en qué momentos tu camino ha estado equivocado, conocerse un poco mejor, conocer la máquina del cerebro y de los sentimientos.

P.- ¿Y eso no lo puedes hacer solo?

R.- No, no. Es importante hacerlo con una persona que es un profesional y que confías en él. Un amigo ratifica tu opinión, pero no te sirve realmente como alguien que te encauza. Hay otras fórmulas, pero reflexionar sobre ti mismo es muy importante.

P.- He leído en alguna parte que, según usted, el hombre no llegará al siglo XXII. Muy optimista no es, ¿no?

R.- Me refería a esta civilización tal como la conocemos. El hombre, el animal, va a seguir sobreviviendo, existiendo y procreándose. Pero la civilización, tal como está avanzando, está muy al límite de sí misma. De todas formas, nadie me lo va a poder discutir. Yo veo el planeta y creo que vamos a volar por los aires algún día.

P.- ¿Y por eso escribe, para ser optimista?

R.- No, porque me lo paso muy bien.

P.- El año pasado ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. ¿Por qué dirigirse a este público?

R.- Yo las novelas juveniles las escribo porque no siento la misma presión que se siente con los críticos, los editores, el público... El público juvenil me parece muy relajado, muy seguro de sí, no tiene prejuicios...

P.- Son temas históricos los que trata.

R.- Sí, de mis cuatro novelas juveniles, tres lo son. Y son también de aventuras. No es una labor docente, pero me gusta decir lo que pienso sobre la historia, la política. Curiosamente, las novelas juveniles son muy políticas.

P.- No había caído en ello.

R.- Hace años un editor me pidió una novela histórica, pero «que no tuviera nada de política». Imposible, le dije yo. Hasta los libros de cocina son políticos, si me apuras.

P.- ¿Qué le parece la campaña de apoyo a la lectura de la Comunidad? ¿Tiene efecto?

R.- Hace años en mi clase, de 30 que éramos, nos gustaba leer a siete. Hoy se mantiene la misma proporción o incluso ha subido un poco. Los maestros de ahora están mucho más preparados que los de nuestra época y son conscientes de la importancia de leer. Ellos son la figura clave.

P.- ¿Hay clásicos en esta época?

R.- No sé. ¿Cómo vivía Stevenson en su época? ¿Conrad, Dostoievski...? No creo que fueran conscientes de que eran clásicos. Eran tipos que hacían lo que podían para vivir de su trabajo. Es pronto para decirlo, aunque suelen quedar como clásicos los de vanguardia. Por ejemplo, el Ulises, de Joyce, es tan insoportable hoy como necesario fue en su momento.

P.- En la fachada de la RAE, una inscripción en la piedra dice: «Lo que no es tradición es plagio». ¿Está de acuerdo?

R.- No. Casi todas las historias están contadas, pero sigo encontrando destellos de novelas, películas, música... Destellos que te hacen vibrar de una forma nueva. Luego lo analizas y resulta que no es tan nuevo, pero esa vez sí lo fue. Aunque cada vez es más difícil encontrar algo que nos emocione.

P.- Dígame, ¿por qué hay tanta gente de Bilbao viviendo en Madrid?

R.- No hay tantos. Lo que pasa es que hacemos mucho ruido (risas); dicho sin doble sentido, claro. ¿Sí somos tantos? Lo que pasa es que los de Barcelona están en Barcelona y los de Sevilla, en Sevilla.

P.- ¿A dónde llevaría a un batasuno por Madrid?

R.- A ninguna parte. Me gustan las personas que conversan y se interesan por todo. Estoy tan orgulloso de haber nacido en Bilbao como de vivir en Madrid. No creo que nadie pueda sentirse avergonzado de Madrid.

P.- Que será muy liberal, pero sigue votando a la derecha.

R.- Sí, pero eso encaja en su espíritu imprevisible.

P.- O sea, que Sebastián puede ganar.

R.- Eso es imposible, pero de ocurrir tal disparate en algún sitio, ése sería Madrid.


RETRATO

Origen. Bilbao, 1958. Currículo. Escritor, guionista y creativo publicitario. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2006 y el Premio Nadal 2001 con su novela El niño de los coroneles. Con El mundo se acaba todos los días (2005) ganó el premio Ateneo de Sevilla. Aficiones. «Cine y cómic. Me interesan más los cómics que las novelas, la mayoría de las cuales se me caen de las manos». Debilidades. «El sushi. Es una adicción». Virtudes. «Soy honestamente generoso». Defectos. «A veces la mentira como arma de manipulación puede ser una tentación para mí. Y eso no me convence».

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