Cuando había recorrido los primeros 35 kilómetros de la especial, Coma perdió la pista principal y se adentró por un camino secundario. La tragedia le esperaba sólo 22 kilómetros. Una raíz que sobresalía del suelo le frenó en seco y salió despedido contra el tronco de un árbol. Se levantó aturdido y trató de volver a subirse sobre su KTM -así lo indica el hecho de que su moto estuviera en pie, con el caballete puesto-, pero cuando las asistencias médicas de la organización se personaron en el lugar de la colisión lo encontraron tendido en el suelo inconsciente.

«¿La moto está bien? ¿Puedo continuar? ¿Dónde está la pista?», fueron las primeras palabras que salieron de la boca de Coma. Los facultativos médicos y David Castera, director deportivo de la carrera, le insistieron en que en esas condiciones era imposible que pudiese continuar. «Cuatrocientos kilómetros no son muchos», les replicó el piloto español, cuya obsesión era volver a la carrera a toda costa.

Coma, a quien los médicos le pusieron un collarín, fue trasladado en helicóptero hasta el campamento de Tambacounda, donde se le hizo una primera exploración para ser llevado en una ambulancia hasta un hospital de Dakar. Allí fue sometido a numerosas pruebas que confirmaron que el piloto español no tiene lesiones de gravedad, aunque sufre un traumatismo craneal y una pequeña fisura en una vértebra.

«El daño moral es peor que la lesión, aunque tiene mucho dolor», explicó Jordi Arcarons, director del equipo Repsol KTM, quien añadió que Coma estaba muy afectado: «Mucho más por lo que ha supuesto la retirada que por otra cosa».

Entre lágrimas, el vigente ganador del Dakar quiso despedirse de sus compañeros y de los medios de comunicación antes de partir hasta Dakar. «Quiero pedir disculpas a la afición y a toda la gente que confiaba en mí. Siento como si les hubiese fallado. Nos vamos a levantar y volveremos aquí para intentar ganar otra vez», aseguró visiblemente emocionado.

El brutal impacto contra el árbol podría haber tenido trágicas consecuencias si Coma no hubiera llevado un collarín cervical, utilizado por primera vez en esta edición, aunque la organización no obliga a ello. Pese a todo, sufre una pequeña fisura en una vértebra.

El Leatt-Brace, creado por el neurocirujano surafricano Chris Leatt, es el primero que ha pasado las pruebas de exigencia a las que lo han sometido BMW y KTM. Anclado en el peto del corredor y por debajo de la chaqueta, su función es la de impedir la hiperextensión frontal y lateral del cuello, además de limitar la posibilidad de un aplastamiento vertebral. En caso de accidente, el casco hace de tope con el protector en vez del cuerpo, de modo que la cabeza queda siempre en alto. De las 250 motos que tomaron la salida en Portugal, sólo 80 pilotos lo llevaban.