JOSÉ RAMON ITURRIAGA
El más claro exponente del momento de mercado en el que nos encontramos es el dineral que ha levantado el capital riesgo: en torno a 300.000 millones de dólares -lo que equivaldría aproximadamente a la mitad de la capitalización del Ibex 35 a día de hoy-. La famosa liquidez explicaría que este negocio tenga tanta caja y los magníficos resultados de las empresas cotizadas explicarían por qué las sociedades de capital riesgo están tan interesadas en comprarlas.
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En este entorno, en el que las Bolsas continúan estando aparentemente baratas, sobre todo contra los bonos, es difícil que nadie venda, y menos cuando te puede tocar la lotería de una operación corporativa -la especulación en el parqué español sobre posibles OPA y fusiones sigue, especialmente en el sector inmobiliario-. Además, con los tipos al 5,25%, si la economía estadounidense continúa desacelerándose, la Reserva Federal estará lista para acudir al rescate.
Así las cosas, parece claro es que hay una serie de riesgos que podrían acabar con este optimismo. Por un lado, la complacencia que invade el mercado invita a pensar que todo el mundo está, una vez más, del mismo lado. Esto, en sí mismo, no es un riesgo, lo que pasa es que hace que cualquier eventual corrección sea más fuerte y brusca que en un momento en el que haya división de opiniones. La desaceleración de la economía estadounidenses tal vez no sea tan suave como en un principio se anticipa. Todo va a depender del impacto que tenga la caída del sector inmobiliario en el consumidor. Asimismo, los beneficios operativos podrían dar alguna sorpresa negativa o por lo menos dejar de sorprender al alza. Por último, y al calor de la vorágine corporativa que hemos vivido en los últimos tiempos, la deuda con la que se están financiando estas operaciones puede convertirse en una amenaza. Si todo el mundo ha hecho la misma apuesta -que los activos en riesgo lo van a hacer mejor y que la volatilidad va a permanecer baja- puede haber bofetadas para salir si la tendencia cambia.
José Ramón Iturriaga es gestor del fondo Okavango Delta y socio de Abante.
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