MADRID. - «Excesiva, desproporcionada, prohibicionista, ineficaz, restrictiva, incoherente, barbaridad...». Ni la industria del vino, ni las empresas cerveceras, ni el Gobierno de La Rioja y ni siquiera los jóvenes agricultores de la Asaja tragan la ley del alcohol, apuntados todos a una borrachera de adjetivos en estos tiempos de prohibiciones por venir.
Desde que el miércoles la ministra de Sanidad afirmara que su ley tratará a todas las bebidas alcohólicas por igual, las que se sienten distintas no paran de servir reacciones sobre los gaznates sedientos de la prensa.
Anteayer contestó el colectivo de agricultores jóvenes: «Meter el vino en esa ley es una auténtica barbaridad», dijeron. Ayer se revolvieron los que producen esos líquidos de cultura y, a veces, de exceso a la española.
La ley que Elena Salgado enviará al Consejo de Ministros antes de Semana Santa es un texto para alejar al alcohol de los adolescentes, pero viene cargada de renglones que limitan a granel la venta, el consumo y la publicidad.
Entre otras cosas, si los chavales beben en la calle, sus padres pagarán la multa. No se podrá vender alcohol a menores de 18 años y, después de las 22.00 horas, a nadie. No se podrá servir alcohol en bares de instalaciones donde haya jóvenes. Y desde las 6.00 hasta las 22.00 horas no se podrá anunciar en televisión ninguna bebida que supere 1,2 grados.
A la Federación Española del Vino, todo esto le parece «ineficaz y desproporcionado, porque excede el ámbito de los jóvenes y causará graves perjuicios en el sector». Sostienen los fabricantes de uva fermentada que la «naturaleza prohibicionista» de la ley «no ha funcionado» en otros países ni en varias comunidades autónomas que ya intentaron algo parecido.
Los viticultores dicen que el vino «es un alimento» que, ligado a la comida y al consumo moderado, tiene «efectos saludables científicamente probados».
Más de 100 estudios dice Cerveceros de España que hay escritos sobre la «protección» que su rubio producto ofrece al organismo «frente a enfermedades cardiovasculares y degenerativas y sobre la masa ósea».
Cuando ayer se pusieron a analizar la ley, los productores de cerveza hablaron de «medidas restrictivas que no variarán las pautas de consumo entre los más jóvenes».
Cuentan que la mayoría del alcohol consumido por los adolescentes no se publicita. «Apenas hay anuncios sobre combinados y nunca se ha publicitado el calimocho», esa mezcla de vino y coca-cola que es la reina del botellón.
Los cerveceros van un poco más allá que los viticultores y aseguran que limitar la asociación de la cerveza con estilos de vida saludables «perjudicaría las pautas actuales de consumo responsable de esta bebida en adultos en favor de otras marginales».
Haciendo política y patria aparece el consejero de Agricultura de La Rioja, Javier Erro (PP): «El proyecto de ley es excesivo, arbitrario e ineficaz. Equipara vino y drogas. Le falta la palabra educación y bastante coherencia y reflexión».
Mientras, esta noche, miles de chavales acertarán los números que asustan a la ministra: uno de cada tres adolescentes españoles se emborracha al menos dos veces al mes.