LUIGI BENEDICTO BORGES
Nubes a ras de suelo y gigantescos bancos de niebla haciéndose con los cielos. Así amaneció ayer la Comunidad de Madrid, cosa que no sorprendió a los trasnochadores, que ya habían visto que la niebla había comenzado su ataque de madrugada. Las masas esponjosas eran trasladadas de un lado a otro por el viento, que, pese a no ser especialmente fuerte, sí tenía una dirección variable que lo hizo imprevisible. Las temperaturas, en cambio, registraron un ligero ascenso, con mínimas entre los -1 y los 6 grados, lo que no evitó que las bufandas, los guantes y las bragas polares fueran prendas obligatorias para los más frioleros.
Los principales problemas se registraron en el aeropuerto de Barajas. La densa niebla hizo que, a las 8.50 horas, los responsables del control del tráfico aéreo de Aena tuvieran que poner en marcha los denominados «procedimientos de baja visibilidad». El techo de nubes dificultaba el despegue de los aviones, afectando especialmente a la zona destinada a que los aviones efectúen las maniobras de aterrizaje. Por este motivo se estableció una regulación en las llegadas. Durante dos horas, sólo pudieron operar por las pistas de Barajas 60 aviones, cuando la capacidad máxima del aeropuerto, con las condiciones meteorológicas favorables, es de 90 operaciones a la hora.
A partir de las 11.00 horas, los bancos de niebla se disiparon. La mejora en la visibilidad permitió al personal de Aena aumentar hasta 36 el número de operaciones a la hora en el aeropuerto de Barajas. Las regulaciones provocaron que varios vuelos con aterrizaje programado entre las nueve y las once de la mañana sufrieran retrasos de más de una hora por «motivos de seguridad», según explicaron fuentes de Aena. También se tuvo que ralentizar el despegue de varios aviones.
Al mediodía, el aeropuerto ya operaba al ritmo previsto. Pese a ello, varias aerolíneas temían que la densa niebla reapareciera, y con ella, los «procedimientos de baja visibilidad» y los retrasos. Finalmente, los cielos permanecieron despejados y los vuelos pudieron despegar y aterrizar sin mayores problemas a lo largo de la jornada, aunque el temporal que afecta al norte de Europa provocó la cancelación de una ruta entre Madrid y Lisboa, ya que la tripulación que debía trabajar en esta ruta llegó tarde a Barajas desde Ginebra. También se cancelaron dos rutas a Zurich y Fráncfort.
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