La Asociación de Restauradores de La Villa le acaba de conceder el reconocimiento de único chiringuito que hay en Madrid. Y es así. Lo dice su nombre. Un chigre. Es decir, un bar sencillísimo, de pequeñas dimensiones, que cuando comience a hacer calor tiene una de las terrazas más caprichosas de la ciudad. Ahora en invierno, tan sólo su barra, desde donde se dejan ver los detalles y recuerdos de Asturias, y cuatro mesas, en la que los que ya se conocen la casa se sientan cada día a disfrutar del menú 100% casero. Huevos fritos con patatas, trufa a la plancha con beicon, ¡por supuesto!, fabes asturianas, filete empanado, chorizos a la sidra... Lo mejor de este peculiar restaurante-bar no sólo es esa terraza veraniega, sino el ambiente y el servicio. Ahora es José Manuel Fernández quien lo regenta, pero él heredó la profesión de su padre y así se mantiene, sencillo pero único. Y eso, en definitiva, es lo que cuenta.