LAURA DEL RIO. Especial para EL MUNDO
BERLIN.-
«Huracán sobre Europa: El día después». No es el título de la última superproducción hollywoodiense de catástrofes naturales. Es el nombre del programa especial con el que la cadena de televisión germana n-tv hacía ayer repaso, hora a hora, de los efectos que la borrasca atlántica Kyrill está dejando a su paso por la parte central y septentrional del continente.
La visita de Kyrill va a salirle cara a Europa. Sólo en Alemania se calculan daños que podrían superar los 1.000 millones de euros, cifras que duplican las que supuso el temporal Lothar, que azotó el país en 1999, o Jannette en 2002.
Arboles arrancados de cuajo, coches atravesados en las carreteras y tendidos eléctricos derribados conforman el reguero de imágenes que los 200 kilómetros por hora de la borrasca atlántica ha regalado a las cámaras de televisión. Y víctimas. Al menos 30 personas han perdido la vida en Europa a consecuencia de los accidentes provocados por los intensos vientos que comienzan a alejarse rumbo a Rusia a través de Letonia.
La mayor parte de las víctimas murieron al ser alcanzadas por objetos arrancados y propulsados por la fuerza de Kyrill o en accidentes de tráfico. Como en Alemania, que con 10 fallecidos se ha llevado la peor parte y donde una niña de 18 meses murió la tarde del jueves ante los ojos de sus padres cuando la golpeó la puerta de la terraza de su casa, que el viento había arrancado de cuajo. En Gran Bretaña, que ha registrado el peor temporal de los últimos 17 años, murieron nueve personas y tres más perdieron la vida en Polonia, entre ellas un hombre que murió al arrancar el viento el tejado de su casa cuando se encontraba en el desván.
En Holanda y la República Checa el paso de Kyrill se saldó con cuatro muertes respectivamente y en Bélgica y Francia con dos. En algunos países, como Alemania, las autoridades se habían puesto en guardia antes de que se desatara la tormenta. Se había pedido a los ciudadanos que no salieran de casa a partir de las cuatro de la tarde y colegios y universidades evacuaban sus edificios a media tarde.
La borrasca se ha cebado también con el tendido eléctrico del Viejo Continente. Todavía ayer se estimaba que miles de europeos podrían pasar una segunda noche a oscuras después de que el jueves 150.000 hogares austriacos, 200.000 alemanes y más de un millón de checos sufrieran cortes de luz. No sólo la electricidad faltaba. También el petróleo dejaba de fluir por el oleoducto Drushba a su paso por Ucrania, aunque en este caso nada tenían que ver los cortes con las tensiones entre Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas.
Y mientras muchos se quedaban sin luz, otros sufrían retrasos y cancelaciones en estaciones y aeropuertos. La empresa de ferrocarriles alemana, Deutsche Bahn, todavía mantenía suspendidos ayer parte de sus trayectos, después de que el jueves se viera obligada a suprimir la circulación de todos los trenes de largo recorrido, un hecho sin precedentes en la historia germana.
Y si los árboles caían sobre las vías, de la nueva estación de Berlín, inaugurada hace sólo ocho meses, se desprendió en la noche del jueves una viga de hormigón de dos toneladas que cayó sobre las escaleras de la entrada. Nadie pasaba por el lugar, así que lo que podría haberse convertido en una tragedia se ha quedado en una disputa entre los ya enfrentados directivos de la Bahn y el arquitecto de la estación.
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