DANI CORDERO
BARCELONA.-
Sólo es necesario entrar en el patio del Palacio de los Virreyes de la plaza del rey para chocar con la profunda reforma a la que se ha visto sometido el edificio. Y justo a un lado, un pozo de piedra rebosante aislado por suelo del resto del recinto mediante una fina piscina anegada de agua. Es imposible tocar la piedra del pozo sin mojarse los pies, lo que puede ser toda una alegoría de la guerra interna que se puede vivir en los próximos tiempos en el seno del patronato del Archivo de la Corona de Aragón. Ayer los cinco principales implicados en esta acción se hicieron la foto, pero habrá que haber algún gesto más para que la pax entre autonomías implicadas sea plena.
Y o alguien se moja o se vacía la piscina, como ya sucedió con el Institut Ramon Llull. En aquella ocasión, Baleares decidió abandonar el organismo que promueve la cultura catalana en el exterior ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo para consensuar un director. Pasqual Maragall forzó aquella ruptura tras decidir de forma unilateral que sería Xavier Folch el encargado de esas funciones y ahora intentan que Baleares vuelva al redil.
Otro de los temas candentes, por ejemplo, es el litigio entre Cataluña y Aragón acerca del arte sacro de la Franja de Ponent.El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, aseguró ayer que ha pedido al Vaticano que tome una decisión sobre el destino final de esas obras y que, una vez la tomen, «la hagan cumplir cuanto antes».
Iglesias aclaró que el tema «está en manos de los tribunales eclesiásticos» y deseó que éstos «lo resuelvan cuanto antes».«Yo he pedido a Roma que este contencioso no puede tener el mismo ritmo que habitualmente tienen con sus cuestiones», expresó.
El presidente aragonés explicó que ya ha mantenido «varias reuniones» con el president de la Generalitat para tratar el tema, aunque durante el acto de ayer no habían hablado de este asunto. «Quienes sí han hablado son los consejeros» de Cultura de cada gobierno autonómico, manifestó.
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