Domingo, 21 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6244.
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FUTBOL / Primera División
Días de culebrón en Tarragona
LOS AFICIONADOS DEL NASTIC ESTAN CONVENCIDOS DE QUE DETRAS DE LAS CRITICAS DEL ALCALDE NADAL Y LA DIMISION DEL PRESIDENTE ANDREU HAY OSCUROS MOTIVOS POLITICOS
DAVID BRUNAT / DANAE BORONAT

TARRAGONA.- Deslumbra el sol en el campo de Camp Clar. Los futbolistas entrenan mientras Macario Petite, once años utillero del Nàstic, y Fran Domingo, jugador del equipo hace casi medio siglo, comentan la actualidad. La semana ha sido pura dinamita y el patio anda muy revuelto. «Han estado mal los dos. El alcalde, en vez de criticar, tendría que haber llamado a la unidad; y [Josep Maria] Andreu ha hecho fatal marchándose a media temporada. Mira que le admiro, pero me ha decepcionado», susurra Petite. Domingo, quien insiste en que la familia grana le conoce por Mingo, asiente: «La relación no era buena».

Unos metros más allá está Jesús Ramiro, un ilustre e incondicional seguidor grana. No se pierde un entreno. Su poblada barba blanca se lo permite. «Ni uno ni otro lo han dicho todo. Por el hecho de que el alcalde diga que bajar sería un fracaso no se va un presidente. Hay algo escondido, pero nadie lo cuenta». Por supuesto, él tiene una versión: «En todo esto hay un trasfondo político.Andreu ha dejado el club y aparecerá como gancho de algún partido en las próximas elecciones». Ramiro arquea las cejas dando por entendido el mensaje. En los mentideros de Tarragona se especula con que Josep Maria Andreu es una figura muy cercana al PSC.Eso al alcalde Nadal (CiU) no le hace ni pizca de gracia, y por eso ha torpedeado al presidente en los últimos días. Los misterios en torno al duelo Nadal-Andreu son estos días motivo de furioso debate en la ciudad.

Mingo y Petite siguen charlando. «Estaba convencido de que no iba a ocurrirnos esto. Pensaba que estaríamos como el Levante, luchando por la permanencia», clama Mingo. Petite le escucha y se exalta: «Al Nàstic se le ha querido dar una medalla que no merece. No tenemos entidad para estar en Primera. El Nàstic subió porque tuvo suerte, porque marcó el 80% de las jugadas a balón parado. El año pasado jugábamos mal, algunos ya pedimos entonces la cabeza de Luis César». Pronto queda claro que lo suyo con el gallego no es algo personal: «Paco Flores no me gusta nada. En Primera siempre ha sido un mal entrenador».

Para calmarse, ambos recuerdan al glorioso Nàstic que jugó en Primera hace 56 años. «Aquello sí era un equipo. Peralta, Cobo, Palau, Gelabert, Moya...», recita con orgullo Mingo. «Qué equipazo», le secunda Petite. Termina la sesión y Ramiro se marcha a casa: «Esto está dat i beneït. Sólo cabe aguantar con dignidad. Fichar para salvar el barco sería tirar el dinero». A pesar de todo, mañana volverá.

Mediodía, hora punta y el bar Petit Tàrraco lleno de fieles comensales.Carlos Martínez, Carlitos, anda revolucionado sirviendo platos.Es uno de los más insignes seguidores del Nàstic, hace años que lleva el escudo tatuado en el brazo y hasta hace poco era el presidente de la Federació de Penyes del Nàstic. «Ha sido la semana más dura de los últimos 20 años», comenta abatido. Carlitos es muy crítico con Nadal, pero hablarle de José Sicart (secretario técnico) es como mentar al Diablo. Se pone negro. «El consejo está dividido desde agosto, y el problema viene de Sicart. Él y Luis César eran incompatibles, uno de los dos tenía que haberse ido a final de temporada». Por supuesto, Carlitos defiende a su amigo Luis, de quien tiene una reproducción de cartón a escala en el balcón superior del bar.

«Sicart no vale para este cargo. ¡Pero si nunca ha ido a ver un partido donde no juegue el Nàstic! Eso es impensable en un secretario técnico serio». «Yo estaba convencido», prosigue, «de que con Luis César el Nàstic se iba a salvar. Ahora ya no.El vestuario está dividido, hay jugadores que no se hablan...y encima el alcalde se mete donde no le llaman».

Tampoco le gusta Raül Font como presidente, a quien acusa de «perpetrar» la destitución de Luis César. Luego recuerda que Morales y Paco Flores están en el Nàstic y termina de hundirse: «El Barça da miedo. Igual nos caen seis».

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