Desde que se vistió de Raimunda su vida en Hollywood no ha sido la misma. La felicitan, la nominan y se pelean por ella. Todo gracias al papel creado por Pedro Almodóvar en Volver.Pero no siempre fue así.
Sobre todo cuando se habla de su carrera a este lado del Atlántico, que nunca ha conseguido despegar y es posible que le haya dado más tardes de aspirina que de vasos de champaña.
Sin embargo, su Raimunda ha provocado una pequeña revolución.No sólo aquí, donde los Globos de Oro -celebrados el pasado lunes- y los premios SAG, del Sindicato de Actores -previstos para el día 28-, la han convertido en la primera española nominada en la categoría de mejor actriz, sino también en Europa. Allí, la Academia Británica -BAFTA- le ha reconocido su trabajo de igual forma, mientras los Goya la esperan con los brazos abiertos.
Con tanta adulación, de repente parece que Cruz tiene talento y es más que una cara bonita. Y, encima, por un papel en español.Toda una ironía. «Eso me encanta», asegura una Penélope Cruz sonriente durante un encuentro con la prensa española celebrado en Los Angeles. «Estoy orgullosa de ser uno de los primeros [españoles] que está trabajando aquí con una continuidad, porque eso puede abrir la puerta a otra gente. Creo que es hora de que este grupo sea mucho más amplio de lo que es ahora».
¿Es pues, momento de disfrutar de una dulce venganza? «No, para nada. Me parecería muy mediocre por mi parte pensar así. Simplemente hay que estar agradecida a cada parte del proceso hasta llegar aquí. Incluso las veces en las que se me ha dado caña, me han hecho muy fuerte en muchos sentidos».
«No todo son flores»
Ahora es momento de aceptar los reconocimientos. «No tienen nada que ver con tu ego sino con el trabajo duro que llevo haciendo desde los 15 años», dice Cruz, para quien tener a Hollywood a los pies es algo especial: «Te da mucha alegría porque también he estado en el otro lado, en situaciones en las que no todo han sido flores». En la oscuridad, lejos de los galardones y el respeto, «puedes hacer muy buen trabajo en una cinta que no vea nadie», avisa alegando que para estar donde está ella ahora «tienen que intervenir muchos factores».
En Volver, Cruz ha visto cómo los planetas se alineaban en su favor. Una confabulación estelar que tiene sus consecuencias inmediatas. «Ahora se me considera para ese tipo de personaje aquí», donde el negocio muchas veces ahoga la creatividad. «No quiero generalizar, pero lo que pasa, a veces, es que hay falta de imaginación por parte de los productores y directores. Te dan aquello que tienen la garantía de que puedes hacer. Y yo sé que este personaje me está abriendo las puertas. Las cosas que me están ofreciendo son a otro nivel de exigencia». Prefiere ser discreta y sólo admite tener planes hollywoodienses para este año. En concreto una película con Ben Kingsley que se rodará «en marzo o abril» en Nueva York y Canadá. Y luego ya se verá.
A pesar de que Hollywood está prestándole más atención, Cruz tiene muy claro que no va a caer en sus trampas. «No escojo mis personajes basándome en que sea una superproducción del año.Si de repente te ofrecen algo así, de aventuras o de acción, lo quieres hacer para probar el género. Aprender esa otra parte de la industria es muy interesante. Lo he hecho y lo volvería a hacer, pero no haría cada año una película de ese tipo». Su preferencia seguirá en el complejo mundo del cine independiente que tiene «personajes más interesantes, sobre todo para mujeres y ofrece más posibilidades».
Si no, siempre le quedará montarse el chiringuito y crearse sus propias oportunidades, es decir, convertirse en productora. Un paso más que demuestra que su presencia en la meca del cine no es testimonial. «Es algo que hago de una manera más privada», afirma. «Pero puedo decir que he comprado los derechos de un libro, aunque esa película no la haré hasta dentro de un par de años. Y luego tengo otra que está ya casi a punto, pero no la podemos rodar hasta el 2008 por un tema de localizaciones y de fechas».