Domingo, 21 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6244.
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TELEVISION / ENTRE EL BISTURI Y EL ESPECTACULO
QUIERO SER REDFORD Y NO MORTADELO
CARLOS ESTA seguro de que necesita la cirugía estética para sentirse normal. También Almudena... Y así hasta 17.000 personas que quieren participar en el último «reality show» en España. Éstos son seis candidatos. ¿Son tan feos?
ISMAEL DEL PRADO

Papá, mira, Mortadelo!». Los niños pueden ser muy c... crueles. Carlos ha podido comprobarlo más de una vez al subir al autobús. «He visto los cómics y... el parecido sí existe», reconoce.

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Calvo, con una camiseta negra, la mitad de la dentadura perdida y las gafas para corregir una severa miopía sujetas en dos enormes orejas, lo más bonito que le dijeron en el colegio fue «Dumbo».

«¿Fotos? Poquitas, sólo cuando me pillan descuidado», sigue lamentándose.

Pero ahora la pequeña pantalla le puede dar una nueva oportunidad. «En un año, de Mortadelo a Robert Redford», fantasea feliz. Porque este músico de 32 años, que ha llegado a suspender conciertos por vergüenza a subir a un escenario y que se rían de él, es uno de los candidatos seleccionados para la última vuelta de tuerca, perdón, de bisturí, en programas de televisión.

Cambio radical, que se estrenará en marzo en Antena 3 pero de cuyo casting la cadena ya emite piezas, propone a los participantes, acomplejados por su físico, una transformación en dos meses. ¿El premio? Una nueva imagen en 60 días.

En este tiempo, los seleccionados se despedirán de la familia y los amigos rumbo a lo que los productores del espacio llaman la casa de reposo. Una mansión de lujo aún no elegida pero que estará en Madrid, donde se gestará el milagro. Allí, cinco cirujanos plásticos, un odontólogo, un dermatólogos, un psicólogos, un nutricionista, un estilista, un fisioterapeuta... estarán a cargo de las 18 cenicientas -y cenicientos- que finalmente participarán en el programa.

Cada semana, dos de ellos acudirán al plató. En apenas dos horas de programa, contarán su historia y mostrarán cada toque de varita mágica al que se han sometido. Pero, sobre todo, lo más importante, en directo, llegará con el reencuentro más esperado: el del cisne ya transformado con su familia.

«El fin del programa es ofrecer un regalo a una persona que no ha tenido suerte, que no está contenta consigo misma», asegura su directora, Soledad García. «Por eso buscamos a personas a las que podamos ayudar mejorando su calidad de vida, pero que también necesita esa operación por motivos de salud».

Y parece que hay mucha gente dispuesta a ser ayudada. En una sola semana, aseguran en la productora de Cambio radical, Boomerang TV -la misma responsable de espacios como Salsa rosa, El diario de Patricia, Pasapalabra o Juicio de parejas, en el que el público decide quién lleva razón en una desavenencia conyugal-, se han llegado a tener más de 11.000 llamadas (a razón de una por minuto). Suman ya más de 17.000 desde que empezaron a recibir solicitudes.

Una de estas miles de llamadas fue de Almudena. Sólo se ve bien, cuando tiene los ojos cerrados. Cuando los abre, le recorre el mismo miedo que le impide desnudarse ante su pareja. «Necesito cambiar mi vida, cambiarme a mí misma. Si entrara en el programa, todo sería distinto. Corregiría mi nariz», suspira esta vigilante de seguridad. Por desgracia, el problema sólo empieza ahí. Si pudiera, modificaría todo su cuerpo de cuello para abajo.

«La metamorfosis no siempre se va a producir con quirófano de por medio», asegura Javier de Benito. Elegido entre los 10 mejores cirujanos del mundo en 2005 por un grupo de medios de comunicación de toda Europa (Vogue, Daily Mail...), es uno de los profesionales más reputados de España, presidente electo de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Con su instituto instalado en un ala de la barcelonesa Clínica Teknon, por sus manos han pasado personajes como Gina Lollobrigida, el actor Ben Gazzara y Miguel Bosé. Algunos se preguntan por qué se ha decidido a coordinar esta experiencia. Máxime cuando, asegura, no cobrará nada por ello.

Él dice que lo hace para romper prejuicios sobre la cirugía estética. «Espero que el programa no sólo ayude a los 18 pacientes, sino que sirva también para que el resto de la gente sepa que tiene a su alcance soluciones con las que mejorar sus vidas. Mucha gente sigue sin atreverse todavía», insiste.

Él mismo está supervisando el casting. «No cogemos a nadie que tome drogas o alcohol», explica. «Como mucho, que fumen medio paquete de cigarrillos al día. Por supuesto, que no padezcan enfermedades que puedan suponer un riesgo a la hora de una operación. Pero lo que más valoramos es su iniciativa. Tienen que venir porque realmente quieran ellos, no empujados por la familia o la pareja».

Planteado así, ¿funcionará el programa?

La competencia cree que sí. Más o menos a la vez que en el espacio En antena de Antena 3 han empezado a emitir el casting de Cambio radical, Telecinco comenzó a regar con casos de cirugía estética su programa nocturno TNT.

En realidad, el formato ya está testado en todo el mundo: EEUU, Rusia, Israel, Australia... En Colombia, incluso, cosechó un notable éxito con la participación del ex guardameta de la selección nacional de fútbol René Higuita, que jugó con el Valladolid en la Liga española de fútbol a principios de los años 90.

Nacido en diciembre de 2002 en la cadena norteamericana ABC, Extreme makeover, el original del que nace Cambio radical, ha redibujado las caras de cerca de 100 personas desde entonces. Arrancó con mucho ruido y 12 millones de telespectadores pendientes de la pantalla. El pasado 20 de octubre se emitió el primer episodio de su cuarta temporada entre mucha más indiferencia. Apenas 4,8 millones de seguidores, lo que llevó a la ABC a cancelarlo esa misma semana.

Los norteamericanos se quedarán sin ver los resultados de su equipo estético en el rostro de un cowboy que perdió la dentadura en un rodeo o la primera aparición en el programa de una familia completa, en la que los niños, aclaran los productores, sólo iban a pasar por manos de estilistas y expertos en vestuario, no por el quirófano.

QUIERO UNA CARA FAMOSA

Que el programa haya ido perdiendo fuelle hasta desaparecer no ha sido obstáculo para que surgieran imitadores, alguno especialmente bizarro como The Swan (El cisne), emitido por Fox TV. En él al componente de transformación se añade el competitivo: las participantes son operadas, puestas a dieta y ejercicio, maquilladas y peinadas para luego pugnar entre ellas en un concurso de belleza.

O I Want A Famous Face (Quiero la cara de un famoso), de la MTV. Por si el título no es suficientemente explícito, aquí al participante no sólo le cambian el rostro, sino que le dan la opción de parecerse a su cantante, actor o actriz favorito.

«Está claro que coger a una chica y operarla para que sea igual que Britney Spears es una barbaridad y supera todos los extremos del morbo», opina Sonia Blanco. Es profesora de Estructura del Sistema Audiovisual y de Medios Audiovisuales en Educación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y mantiene un interesante blog sobre la materia (http://filmica.com/sonia_blanco).

Tras un post muy duro contra este tipo de programas lo matizó un poco después de ver algunas entregas de Extreme Makeover en el canal por cable People + Arts. «Indudablemente, hay detrás una tendencia a la espectacularización», aclara ahora, «pero por lo que yo he visto de Extreme Makeover se elige para participar a gente con verdaderos problemas como mujeres que se han tenido que someter a una mastectomía. Cierto es que luego todos acaban con unas dentaduras perfectas y un aspecto de Barbie o Ken. Habrá que esperar a ver la versión española. Todo dependerá de la ética de quien haga el programa. Desgraciadamente, en la televisión en España tenemos la fea costumbre de tomar lo peor del extranjero».

No es una mastectomía el problema de Rosa, auxiliar administrativa de 34 años y otra de las candidatas a concursante en Cambio radical. «No me siento una persona normal». Gafas gruesas, rasgos algo duros, probablemente ninguna casa de coches o de perfumes la elegiría para anunciar su producto, pero de ahí a no sentirse una persona normal... «Soy delgada y bajita, pero tengo un pecho descomunal», se lamenta.

«Mucha gente que acude a los centros de estética», explica De Benito, «quiere un tratamiento integral, pero en ocasiones basta con trabajar su autoestima y su apariencia, enseñarles a modificar sus comportamientos, su estética y su manera de caminar en algunos casos».

882 OPERACIONES AL DIA

España es el primer país de Europa y el cuarto del mundo -sólo superado por EEUU, México y Argentina- en operaciones de estética. Cada día 882 personas se someten a alguna. Y aunque el 90% son mujeres -sobre todo, pechos, liposucciones y trabajos en el rostro-, los hombres empiezan a ir. En algunos centros ya son el 30% de los pacientes. Nueve de cada diez llamadas recibidas por los productores de Cambio radical son de mujeres.

Con este panorama, el sociólogo Lorenzo Díaz, autor de La caja sucia. Telebasura en España, y más recientemente de un libro sobre los 50 años de TVE, augura éxito al espacio. «Tiene un claro morbo mediático», señala. «Y, dentro de la telerrealidad, puede ser uno de los productos más presentables. En nuestra cultura la imagen es dominante y dar a alguien la posibilidad de mejorarla no me parece nada perverso. Habrá que esperar a ver hacia dónde han encaminado el perfil de los seleccionados».

Con esa misma reserva se aguarda en la profesión el estreno de Cambio radical.

«Siempre que se haga con respeto y no se venda como algo dañino por aquello de que en España la sangre vende, me parece correcto», entiende José Luis Vila Moriente, vicepresidente de la Sociedad Gallega de Cirugía Plástica. «Es como abrir una sacristía al público, un lugar muy restringido que puede tener encanto para el espectador».

En la misma línea opina el todavía presidente de la SECPRE Antonio Porcuna: «Era lógico pensar que la televisión tenía que llegar a la cirugía estética. Es una experiencia interesante que puede romper tabúes. Eso sí, la selección de los pacientes debe quedar en manos de los cirujanos, como en una consulta cualquiera. No podemos dar una imagen de frivolidad con los pacientes. Ni física ni psicológicamente, creándoles falsas expectativas».

La televisión ofrece ahora esas expectativas. Tras dos meses, los 18 participantes volverán a ver a sus familias, pero ya no serán los mismos. Tal y como reza el programa habrán cambiado radicalmente. ¿De Mortadelo a Robert Redford? Lo veremos la próxima primavera.

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