VILLARREAL 0
SEVILLA 0
Viera
Josemi
Fuentes
Cygan
José Enrique
Senna
Josico
Cani
Marcos
Mati
Forlán
Cambios: Alvarez por Fuentes (min. 64)
Jonathan por Mati (min. 83)
s.c.
Bruno por Marcos (min. 90)
s.c.
Palop
Alves
Javi Navarro
Escudé
Puerta
Poulsen
Renato
Hinkel
Adriano
Chevantón
Kanouté
Cambios: Duda por Adriano (min. 26)
Maresca por Chevantón (m. 61)
Kerzhakov por Renato (m. 77)
Arbitro: Iturralde González
Tarjetas amarillas: Josemi, Josico, Marcos, Alvarez; Poulsen, Renato, Daniel Alves, Javi Navarro, Escudé, Maresca.
EL MADRIGAL. 22.000 ESPECTADORES.
VILLARREAL.- El Villarreal mostró ayer una imagen inédita hasta la fecha. Peleó como nunca antes lo había hecho, dando muestras de que, en ausencia de la magia, está la garra. Nunca antes se vio a una escuadra amarilla tan batalladora. Este es el nuevo estilo de los villarrealenses, que sin Riquelme deben variar radicalmente su modelo de trabajo. Por desgracia, no les sirvió para vencer a un Sevilla que ya no es el mismo que antes. Pero sí para sumar un punto y adaptarse a una nueva era en la que ya no está su estrella. Sin embargo, el líder de la Liga es el primero por muchos motivos. Entre ellos, saber controlar la situación. A pesar de tener a un Forlán más insistente que de costumbre, los hispalenses mantuvieron la calma en todo momento. El fuerte de los sevillistas reside en el contragolpe, y ahí es complicado detenerles. Chevantón y Kanouté no estuvieron finos de cara a puerta, porque de lo contrario el Villarreal habría bajado los brazos hacía mucho tiempo.
Todo el buen hacer de los amarillos en defensa y en el centro del campo finalizaba cada vez que se llegaba a la frontal del área. Allí, nadie es capaz de crear peligro. Allí, todos se acaban mirando a los ojos, añorando a Riquelme. La unidad de las líneas, la fortaleza y la concentración sirven de muy poco cuando no se daña al rival con disparos a puerta. Además, tampoco dice mucho a favor del Villarreal que el mejor jugador del partido fuera Cygan. El defensa central se vistió de héroe anulando cualquier ataque sevillista. El resto de sus compañeros bregaron como nunca, pero eso no sirvió de mucho a la hora de anotar.
Forlán fue el único que mostró chispas de calidad en punta de ataque. Disparó como nunca, es decir, que ninguno de sus lanzamientos acabó en gol. No obstante, si la intención es lo que cuenta, ayer hizo el partido de su vida. Sus diagonales y su gran entendimiento con Senna merecieron, por lo menos, el reconocimiento de una diana.
En cualquier caso, si Senna es el encargado de dar el último pase, es que algo no funciona correctamente. Muchas miradas y esperanzas están depositadas en Matías Fernández. Esa es su responsabilidad, pero no hay que olvidar que está en pleno proceso de adaptación. Todo es nuevo para este muchacho chileno, y por eso no hay que exigirle gestas. Pero sí que acabe de aclimatarse. Cuanto antes, mejor. A favor del Villarreal jugó un aspecto: el Sevilla no está fino. Ha pasado de estar en la cumbre, realizando un juego espectacular, a atravesar por una crisis de identidad. Ahora mismo, el líder de la Liga no sabe a qué juega y perderá el primer puesto hoy si el Barça gana su compromiso.
El Villarreal no quiso interpretar ayer el papel de psicólogo. Más bien, el de terrorista psicológico. Quiso defenestrar mentalmente al rival a base de lucha y entrega, y la verdad es que lo estaba consiguiendo. Pero faltaron uñas y el empate se agarró a la noche. Hacía mucho que no se veía ese espíritu en El Madrigal, y esa es la mejor lección que sacó ayer el cuadro amarillo, que mejorará en esa línea.