A. D. B.
TENERIFE.-
El miedo a la expulsión se ha extendido como la pólvora entre los menores. La última visita del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se saldó con la firma de un acuerdo para la repatriación de inmigrantes menores de edad no acompañados.
De momento, nada se ha movido y ningún menor ha sido expulsado, pero la inquietud reina entre ellos: «He escuchado que dicen que van a devolver a todos los menores a Senegal. Pero yo sólo quiero trabajar. Eso es lo que nos ha traído aquí», relata Bakary Diop. Su historia es el drama que sufren a diario muchos de estos muchachos. Sus padres murieron y su hermana mayor se hizo cargo de sus otro cuatro hermanos. En Senegal, la ley permite a los varones - de religión musulmana- tener hasta cuatro mujeres y, por este motivo, las familias son muy numerosas con descendientes de diferentes esposas.
«No me pueden expulsar. Tengo que mandar dinero a mis otros cuatro hermanos. Quiero trabajar en la agricultura», suplica el muchacho.
Los senegaleses van extendiendo sus redes familiares en España y la mayoría viene atraído por algún pariente o amigo. «Mi hermano que está en Almería fue quien me envió dinero para venir. Yo también quiero ir a la Península a ganar dinero y volver de vacaciones a mi país», relata Falli Wallow.
España se ha convertido en el nuevo Eldorado para miles de senegaleses y el fútbol es uno de sus principales reclamos. Muchos subsaharianos que llegan en cayuco llevan la camiseta del Barça, donde juega Samuel Eto' o, futbolista camerunés. «Desde que era niño quería venir a España porque es un buen país en el fútbol», asegura Bakary.
Todos piensan que trabajar y conseguir los permisos les resultará fácil y esperan con ilusión el momento de cumplir los 18 años. «Si hablas español y tienes un buen comportamiento, al final tendrás papeles», sostiene Bakary con la ingenuidad de sus 17 años.
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