La operación, denominada Malecón, comenzó cuando la DEA avisó a la Guardia Civil de que importantes cantidades de droga estaban siendo introducidas en España mediante un sistema de ocultación que pasaba desapercibido a los perros encargados de detectar ese tipo de sustancias. Los narcotraficantes recibían envíos procedentes de Sudamérica a través del correo ordinario. Poco a poco, a Madrid iban llegando equipajes completos de prendas de vestir que previamente habían sido impregnadas de coca base. Este tipo de cocaína no es visible, pero su estado puede cambiar cuando se mezcla con distintos productos químicos.

Los detenidos disponían de un laboratorio donde solidificaban la droga, para posteriormente arrancarla de la ropa usando unos rascadores. Finalizado este punto, la cocaína era introducida en un recipiente donde nuevamente se le aplicaba otro tratamiento químico que la dejaba apta para la venta y el consumo. El sistema no era precisamente sencillo. Se necesitaba mucha destreza y un correcto control de los productos, motivo por el cual los narcotraficantes guardaban las instrucciones escritas en el laboratorio, para que no se les pasara por alto ningún detalle.

También hacían especial hincapié en no ser identificados, razón por la cual solían ir a buscar los productos químicos a diversas droguerías repartidas por toda la región, con la intención de no dar pistas de la ubicación de su base de operaciones. Rara vez repetían compra en el mismo comercio.

La cantidad de cocaína que obtenían usando este método ascendía a los cinco kilogramos diarios, que inmediatamente eran distribuidos entre el personal de confianza, ya fuera para el menudeo o para la venta en grandes cantidades.

Puesta sobre la pista, la Guardia Civil organizó un dispositivo de seguimiento. Poco a poco el área de operaciones de los detenidos se fue cerrando, hasta que se logró interceptar un envío. Tirando del hallazgo, los agentes no tardaron en averiguar dónde se encontraba el laboratorio y quiénes eran los responsables del mismo.

Los detenidos responden a las iniciales P.J.V.V., A.A.R.D. y C.J.P.G. Los dos primeros son de nacionalidad colombiana, y tienen 50 y 40 años. El tercero de ellos nació en Venezuela hace 44. En el momento del arresto, los tres custodiaban algo menos de dos kilos de cocaína preparada. En el registro del laboratorio ubicado en el paseo de la Habana también se encontraron diversos productos químicos.