ANA ALONSO MONTES
No es política ficción. La carrera hacia la Casa Blanca (Hillary Clinton), la lucha por el Elíseo (Ségolène Royal) y el futuro de la Constitución Europea (Angela Merkel) están en manos de mujeres. Estamos en 2007. Es el siglo de las luces... en femenino.
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Si bien todavía son una minoría -sólo un 7% de jefes de Estado o de Gobierno de los 190 países del mundo son mujeres-, algo está cambiando, y esperemos que no sea para que todo siga igual. El año 2006 arrancó con la toma de posesión de Michelle Bachelet como presidenta de Chile. Tras vivir en carne propia la represión del régimen de Pinochet, Bachelet afrontó el reto del entierro del dictador. Y lo hizo con coraje y sentido de Estado.
Y 2006 terminó con la victoria demócrata en las elecciones legislativas, que desembocó en la designación de Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes. En ese puesto, un hito en la historia de EEUU, su lema («Hay que pararle», en referencia a George W. Bush) estaba más cerca de cumplirse. Y puede ser Hillary Clinton quien finalmente consiga derribar a los republicanos, si bien Bush no puede presentarse a un tercer mandato. De conseguir la nominación, algo muy probable, la senadora Clinton sería la primera mujer que logra ser candidata a presidenta por uno de los grandes partidos, y la primera que antes ya estuvo en la Casa Blanca, aunque en calidad de consorte. Y no fue una primera dama cualquiera. Se significó por sus opiniones políticas (como su lucha por los cambios en el sistema sanitario) y por su papel en el caso Lewinsky. Antepuso la razón al corazón y dio ejemplo al propio presidente. Brillante oradora, Hillary Clinton cuenta en su contra con ser demasiado radical, a ojos de muchos americanos de clase media.
Como Hillary, Royal, candidata socialista al Elíseo frente al conservador Sarkozy, está emparejada con otro político de relevancia. François Hollande es líder de los socialistas franceses, lo que últimamente está jugando en contra de la Zapatera, dadas sus discrepancias, por ejemplo, en política fiscal.
Y el otro vértice femenino, Angela Merkel, preside este semestre la Unión Europea, con la compleja tarea de sacar adelante el Tratado Constitucional y mejorar las relaciones con Rusia, y encabeza durante el año el G-8. Su voluntad de consenso, aprendida en el ejercicio de la política en Alemania, vendrá muy bien a una Europa en serio peligro de recesión. En el norte del continente, también se ha roto una lanza a favor de las mujeres esta semana al ser elegida como presidenta de los socialdemócratas suecos Mona Sahlin por primera vez en los 118 años de historia del partido.
En España, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega es la persona mejor valorada del primer gobierno español paritario, según una reciente encuesta de Sigma Dos. Su nombre sonó como candidata a la alcaldía y a nadie extrañaría que fuera candidata a la Moncloa. De todas maneras, como dice la escritora Esther Tusquets, igualdad habrá cuando mujeres incompetentes, y ninguna de las citadas lo es, ocupen cargos de responsabilidad.
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