Además de Hillary, 11 hombres (siete demócratas y cuatro republicanos) se han lanzado de momento a la concurrida carrera presidencial de 2008. El último en anunciar su candidatura fue ayer el senador Sam Brownback, 50 años, máximo exponente del ala ultraconservadora del Partido Republicano, con sus diatribas contra el aborto y su nostalgia de la era Reagan. La posible entrada en liza de Newt Gingrich, la bestia negra de Bill Clinton, redimido después de una larga penitencia, puede cerrar temporalmente la parrilla de salida en el partido del elefante, que tiene a su trío de ases en el senador John McCain, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney.
En el frente demócrata, tras el anuncio que hoy hará el gobernador de Nuevo México Bill Richardson, la partida puede cerrarse al mejor de ocho. Sobre Al Gore, que batalla contra el calentamiento global, sigue habiendo rumores. John Kerry deshoja aún la margarita, aunque su pinchazo durante la campaña de las legislativas -cuando apremió a los niños a «estudiar para no acabar en Irak»- ha torpedeado casi definitivamente su bote presidencial. A falta de un año para las primarias y de 22 meses para la presidenciales que marcarán el telón de la era Bush, los demócratas no han encontrado al candidato de la unidad. La alternativa a Hillary se librará entre estos nombres:
BARACK OBAMA
Senador por Illinois
A favor: su carisma, su tono conciliador y su capacidad para trascender barreras raciales e idelógicas. Nacido en Hawai hace 45 años, hijo de un estudiante keniata y de una mujer de Kansas, su historia es la encarnación perfecta del «sueño americano». Sus mensajes de fe y esperanza son intentos calculados de calar entre los conservadores moderados. Se opuso desde el principio a la Guerra de Irak.
En contra: su juventud y su falta de experiencia en política internacional y su falta de tirón entre la minoría afroamericana, que le considera «el candidato negro de los blancos». Y la pregunta en boca de todos: ¿están preparados los estadounidenses para elegir al primer presidente negro?
JOHN EDWARDS
Ex senador por Carolina del N.
A favor: su condición de único aspirante del sur y la experiencia acumulada durante las primarias de 2004, donde se colgó la vitola del «candidato de los pobres» (mantenida luego a través de al asociación One America Committee). Tiene 53 años.
En contra: su vinculación a John Kerry y su escasa visibilidad como candidato a vicepresidente , su percepción como excesivamente blando en temas como Irak.
JOE BIDEN
Senador por Delaware
A favor: su experiencia internacional, su condición de secretario de Estado a la sombra y la prominencia ganada como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Tiene 64 años.
En contra: su falta de carisma más allá de Delaware y la experiencia fallida en las presidenciales del 88, cuando fue acusado de plagiar un discurso del laborista británico Neil Kinnock (fue apeado de la contienda por Michael Dukakis). Votó a favor de la invasión de Irak, aunque poco a poco fue afilando sus críticas hacia Bush.
THOMAS VILSACK
Gobernador de Iowa
A favor: fue el primero en lanzarse a la contienda por la Casa Blanca y le avala su condición de hijo pródigo del estado más decisivo en las primarias, después de New Hampshire. Tiene 56 años.
En contra: aunque es uno de los más destacados gobernadores demócratas, no es un rostro excesivamente conocido en muchos otros estados. Su volantazo tardío en el tema de Irak y lo caras que le pueden costar declaraciones como éstas: «No creo que estemos perdiendo la guerra; esto parece más bien un empate».
BILL RICHARDSON
Gobernador de Nuevo México
A favor: es el candidato con más experiencia internacional. Fue embajador en la ONU y secretario de Energía con Clinton y ha encabezado delegaciones diplomáticas a una veintena de países en Latinoamérica, Africa y Asia. Su condición de candidato hispano sin ser percibido como tal («en México me llamaban gringo, en Boston me llamaban Pancho»). Habla español y francés. Tiene 59 años.
En contra: no es carismático ni conocido fuera de su patria chica de Nuevo México (se especula con que podría ser el candidato perfecto a vicepresidente en el vagón de Hillary, dada su conexión con los Clinton).
CHRIS DODD
Senador por Connecticut
A favor: sus posturas de centroizquierda (apoyo a los sandinistas y a Chávez) le han hecho ganar enteros entre los progresistas del partido. Su propuesta para fijar un techo máximo de soldados en Irak, en competición abierta con Hillary, ha sido otro paso en ese sentido. Tiene 62 años.
En contra: le falta tirón popular y su perfil de político burócrata (estuvo al frente del comité nacional del Partido Demócrata).
DENNIS KUCINICH
Congresista por Ohio
A favor: al ser un outsider, no tiene nada que ganar ni que perder, sino dar voz a las bases progresistas del partido. Acérrimo detractor de la guerra, ha sido el primero en alertar contra la escalada militar de la Administración Bush hacia Irán.
En contra: la experiencia frustrada de las primarias de 2004, donde aguantó hasta el final pero fue siempre en el furgón de cola.