«Un helicóptero estadounidense se estrelló al mediodía de hoy [por ayer] en las afueras del noreste de Bagdad, y su caída causó la muerte de las 13 personas que se encontraban a bordo, entre pasajeros y miembros de la tripulación», precisaba la breve nota.

Las tropas norteamericanas llegaron al lugar del suceso e iniciaron una investigación para determinar las causas de la caída del aparato, según indicaba la nota, que no precisaba la nacionalidad de las víctimas, pero sí que «las fuerzas de emergencia de la coalición» habían respondido con rapidez y acordonado toda la zona.

Residentes de Baquba, en la violenta provincia de Diyala, relataron cómo habían visto aparecer de repente en el aire un helicóptero en llamas, pero no fueron capaces de asegurar si el fuego fue por causa de disparos.

El Ejército de EEUU ha perdido casi una veintena de helicópteros en accidentes o ataques de los rebeldes en Irak, desde que en marzo de 2003 comenzara la invasión y posterior ocupación del país del Golfo Pérsico.

El anuncio de la caída del Black Hawk se produjo pocas horas después de que el Ejército estadounidense informase de que cinco de sus soldados habían muerto y otros tres resultaron heridos en enfrentamientos en Kerbala.

Otros dos soldados murieron en sendos incidentes y también se comunicó el fallecimiento de dos uniformados más el viernes.

De hecho, los 20 militares estadounidenses muertos ayer convierten la jornada en la más trágica para Washington, desde el día que el presidente George W. Bush anunciara un aumento de tropas en Irak.