Domingo, 21 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6244.
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 NUEVA ECONOMIA
DINERO FRESCO
Los políticos nosueltan las cajas(«con máximo riesgo»)
Un informe de la Fundación de Estudios Financieros sitúa a las cajas de ahorros españolas en niveles suficientes de solvencia, pero mínimos, por lo que el Banco de España quiere un cambio de modelo por si viene una crisis económica. Difícil mientras sigan politizadas, pero PP y PSOE no renuncian a soltarlas y menos en vísperas de unas elecciones autonómicas. / Por
Carlos Segovia

Fue el pasado lunes cuando Miguel Blesa sometió al consejo de Caja Madrid la necesidad de ayudar a comprar los derechos de retransmisión televisiva del Atlético de Madrid y del Getafe para las temporadas 2009-2013. El presidente de la caja no estaba entusiasmado y, menos, el madridista Estanislao Rodríguez-Ponga -ex número dos de Montoro y figura emergente en la entidad-, pero la que manda, manda. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha decidido que Telemadrid no puede quedar fuera del tablero de juego del fútbol en TV y que los madrileños deben tener derecho a ver a sus equipos en abierto. Y como eso cuesta -según el socialista y atlético Rafael Simancas- 300 millones de euros, Telemadrid necesitaba apoyo financiero, así que «Miguel, haz el favor».

Miguel Blesa termina mandato al frente de la caja en 2009, pero se acercan las elecciones autonómicas y su decisión desde el pasado año de compatibilizar su cargo con el de consejero dominical de Esther Koplowitz en FCC ha desatado rumores sobre su futura marcha a la constructora. «Si Miguel se va antes de 2009 será porque él quiere», dicen en el Gobierno autonómico madrileño, que niegan malas relaciones con él.

Pero lo cierto es que Espe está más presente en la vida de la caja que su antecesor Alberto Ruiz-Gallardón. Éste pedía favores a Blesa de vez en cuando, tipo Parque Warner, pero de forma puntual. Aguirre, que tiene en la práctica el 50% de las acciones de Caja Madrid, cree que la entidad no puede ser ajena al interés general de los madrileños «y si tiene recursos, mejor que los use para financiar hipotecas a jóvenes madrileños o a que vean al Getafe que en otras cosas». Con el Real Madrid no pudo ser, porque la catalana Mediapro pagó más que nadie.

La presi asegura que no da instrucciones a Blesa sobre qué debe hacer, por ejemplo, en la OPA de Endesa. Comprende que éste quiera vender, pero lo que a ella le gustaría es que no vendiera todas sus acciones y se quedara con una parte para preservar los intereses de Madrid en la eléctrica.

Todos los políticos, incluidos los liberales como Aguirre, se meten en las cajas de ahorros, que se han convertido en poderosos brazos financieros de gobiernos autonómicos con pocos recursos para influir en la vida empresarial. Más descarado fue José Montilla, cuando pidió en 2005 a Antoni Serra i Ramoneda que dejara la presidencia de Caixa Catalunya al ex ministro Narcís Serra. «Un único motivo provocó la decisión y fue el que todos sabemos: Narcís Serra dejaba la política y quería un cargo», declaró el afectado a Expansión. Una de las primeras actividades del president Montilla ha sido reunirse con los presidentes de las cajas catalanas -incluido el de la Caixa, Ricard Fornesa- y también se puede ver estos días a Javier Arenas intentando colocar al diputado popular Manuel Atencia como vicepresidente de Unicaja. Lo será si le deja el sempiterno Braulio Medel -que puede conseguir a cambio apoyo del PP a su continuidad en el cargo-.

Si serán importantes las cajas que en la del Mediterráneo incluso van a terminar pactando no ya PP y PSOE -que es fácil cuando de dineros se trata-, sino incluso los seguidores de Eduardo Zaplana con los de su sucesor al frente de la Generalitat valenciana Francisco Camps.

En este delicado panorama quizá no fue casual que el pasado jueves, el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez (Mafo), pidiera un vaso de agua en el hotel Villamagna justo cuando iba ya por la parte del discurso en que -tras elogiar la labor de las cajas de ahorros- iba a empezar la leña. «Dicho esto, no se debe caer en la complacencia», prosiguió tras el traguito.

Mafo se prestó a presentar el provocador informe de la Fundación de Estudios Financieros y, aunque no entró en el asunto de la politización de las cajas -tendría su gracia, viniendo él de donde viene-, sí propuso un cambio en forma de canje: «Reduzcan ustedes su cartera industrial y, a cambio, les dejaremos que se fusionen o compren bancos en el exterior», vino a decir. O sea, justo lo que está impulsando ya el director general de la Caixa, Isidro Fainé, el primero en moverse ante lo que se avecina y que quiere abrir una nueva etapa el próximo viernes anunciando resultados estelares -malgré tout- y su nuevo plan estratégico.

El cambio de tercio es necesario, porque, según el director de estudios de la Fundación, Alfredo Jiménez, la solvencia de las cajas, siendo suficiente, «está en los niveles mínimos». «Más que eso, en el sector estamos en niveles máximos de riesgo», replican en el consejo de una importante caja española. Un soplo en contra en la Bolsa, como el de 2002, y muchas cajas sufrirían. Y lo que se trata no es sólo de que no sufran, sino que dediquen más dinero a la obra social, que para eso se supone que están. Mientras que la banca dedica a dividendos el 40% de sus beneficios, las cajas -pese a no tener ánimo de lucro- sólo destinan el 27% a la filantropía.

Pero, como suele decir Aldo Olcese -impulsor del informe-, toda operación importante de las cajas de ahorros se verá siempre enturbiada si no se despolitiza su control. Le pasó a la Caixa con su OPA hostil y si Caja Madrid compra una caja castellana, todos verían a Espe extendiendo dominios. Por eso el proceso que viene deberá llevar aparejado una profesionalización. ¿Cuándo? En vísperas de elecciones autonómicas y a estas alturas, Solbes ha decidido finalmente que no tiene ninguna gana de meter mano a la legislación de cajas y Manuel Conthe ha aplazado sine die formular un código de buen gobierno específico para ellas.

«¿Y la banca, qué? ¿Es buen gobierno corporativo que un señor controle un banco con el 1% del capital y se permita con ello negar la entrada en el consejo a otro que tiene el 3%?», protesta un relevante dirigente autonómico. «¿Es que ser diputado equivale a no saber gestionar una caja?», dice Arenas de Atencia.

Los políticos siempre se quejan de que el rasero es más duro para ellos. En el PSOE sacan el ejemplo del ex director general de Supervisión del Banco de España, Pedro Pablo Villasante. Éste se estrenó el pasado jueves como secretario general de la patronal bancaria AEB tras cumplir escrupulosamente sus seis meses de incompatibilidad legal. Tiene prestigio y es respetado, pero pasa en poco tiempo de supervisar, a representar a los supervisados. Su caso hace reflexionar sobre si los altos funcionarios deben tener incompatibilidades como los cargos políticos y si las instituciones que exigen buen gobierno se lo aplican a sí mismas.

carlos.segovia@elmundo.es

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