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Hay un remedio para las culpas, reconocerlas (Franz Grillparzer) |
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Impresiones |
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Una inquietante manifestación |
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La ciudad de Madrid ha sido testigo de las más variopintas manifestaciones, pero con toda seguridad la que ayer culminó en su Plaza Mayor no tiene precedente. Más de 3.000 guardias civiles, arropados por varios miles de familiares y miembros de otros cuerpos policiales, marcharon ayer con su uniforme oficial para protestar por el incumplimiento de las promesas electorales que Zapatero hizo a la Benemérita. Entre las reivindicaciones de los manifestantes hay algunas, como la necesidad de una subida salarial o de una mejor definición de sus funciones, que están plenamente justificadas. Hay otras demandas, como la desmilitarización del Cuerpo, que EL MUNDO no considera acertadas, aunque se comprende el enfado de los agentes al ver cómo el programa socialista acogió todas sus peticiones con la ligereza de quien piensa que no tendrá que cumplirlas. Así se ha puesto de manifiesto después de tres años de Gobierno y eso es lo que ha echado a los guardias civiles a la calle, en una manifestación ciertamente inquietante y que vuelve a demostrar que la Benemérita ha optado por suplir su falta de derechos por la vía de los hechos. Como el secretario general de CCOO clamaba ayer ante los manifestantes, la AUGC es un «sindicato como la copa de un pino» y, como tal, convoca manifestaciones que los socialistas intentan desactivar a última hora recurriendo a sutiles amenazas bajo cuerda. Todo un símbolo de la desastrosa gestión del Gobierno de Zapatero en relación a la Guardia Civil.
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