La salinidad de los océanos y la humedad del suelo, dos de los aspectos que más influyen sobre la meteorología y el clima del planeta, podrán ser estudiados desde el espacio mediante un innovador detector de radiación cuya construcción acaba de concluirse en España.
El instrumento compondrá la carga útil de un próximo satélite europeo que se dedicará a medir estas dos variables, fundamentales para entender el comportamiento del recurso más importante que tenemos, tanto para la estabilidad de las temperaturas como para la propia vida en la Tierra: el agua.
El satélite, llamado SMOS (acrónimo en inglés de Humedad del Suelo y Salinidad de los Océanos), será la misión de mayor envergadura científica desarrollada en nuestro país para la Agencia Espacial Europea (ESA). España, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), perteneciente al Ministerio de Industria, ha financiado un 40% del coste total del programa.
La parte más importante de la aportación española será el MIRAS (Radiómetro para Imágenes de Microondas con Apertura de Síntesis), una antena compuesta por 69 receptores que captará la radiación emitida por nuestro planeta y permitirá a los científicos realizar mapas globales de los niveles de sal de las aguas y la humedad de los continentes. Con estos datos se podrá mejorar la predicción meteorológica de catástrofes y estudiar el ciclo hídrico de la Tierra.
Ensayos finales
El instrumento MIRAS, la única carga científica que transportará el satélite, acaba de ser desarrollado por EADS-CASA en sus instalaciones de Madrid y ya está listo para someterse a los ensayos finales. Después, su destino será integrarse en el SMOS, cuya estructura se está construyendo en Francia, y sobrevolar nuestro planeta en una órbita alrededor de los polos, a más de 700 kilómetros de altura. El lanzamiento se llevará a cabo a finales de año, con un cohete ruso Rockot y desde el cosmódromo de Plesetsk.
La fabricación del instrumento arrancó en junio de 2004, cuando EADS-CASA firmó con la ESA un contrato de 61 millones de euros. De acuerdo con el sector espacial nacional, el desarrollo del MIRAS ha servido para poner a prueba la capacidad industrial del país y ha constituido un paso fundamental hacia el desarrollo de futuras misiones de observación de la Tierra únicamente españolas.
Hasta el momento, los datos que poseen los científicos sobre la humedad del suelo o la salinidad de los mares son escasos y parciales, pese a que ambos parámetros desempeñan un papel fundamental en el ciclo del agua y el intercambio de calor entre distintas regiones del globo.
Gracias a la energía del Sol, el agua de la Tierra está contínuamente circulando entre los océanos, la atmósfera y las masas continentales. Uno de los objetivos de la misión SMOS será comprobar si, tal y como temen los expertos, este ciclo se está acelerando como consecuencia del cambio climático.
Como media, una molécula de agua pasa 12 días flotando en la atmósfera, de dos semanas a un año si se encuentra en el suelo en forma de humedad, unos 4.000 años cuando está en el océano y de dos semanas a 10.000 años si se haya en reservas subterráneas.
Aunque el agua del suelo forma sólo una pequeña fracción del total, su influjo en el clima es muy importante, ya que es la encargada de alimentar la vegetación. Por su parte, la salinidad del agua marina determina, junto a su temperatura, la densidad de los océanos: cuanto más fría y salina, más densa es una masa de agua, hasta que, pasado un determinado punto, se vuelve inestable y genera poderosas corrientes que sirven para intercambiar calor entre el ecuador y los polos.
En la recogida y estudio de los datos de la misión participarán el Instituto de Ciencias del Mar, en Barcelona, y la Universidad Politécnica de Cataluña.