BARCELONA 3
GIMNASTIC 0
CAMP NOU. 75.000 ESPECTADORES
Valdés
Oleguer
Thuram
Puyol
Zambrotta
Edmilson
Xavi
Deco
Giuly
Saviola
Ronaldinho
Cambios: Iniesta por Deco (min. 58)
Gudjohnsen por Saviola (min. 66)
Márquez por Thuram (min. 82) s.c.
Bizarri
Calvo
Matellán
Navas
Mingo
Buades
Morales
Generelo
Cuéllar
Juan Díaz
Portillo
Cambios: Merino por Generelo (min. 58)
Pinilla por Cuéllar (min. 66)
Campano por Juan Díaz (min. 66)
Arbitro: Rubinos Pérez
Tarjetas amarillas: Mingo, Deco, Portillo.
Tarjetas rojas: No hubo.
Goles: 1-0: Saviola (min. 17). 2-0: Giuly (min. 68). 3-0: Iniesta (min. 86).
BARCELONA.- No puede más. El Camp Nou está harto del lamentable fútbol de su equipo, de la abulia de unos futbolistas que juegan caminando, de las cada vez más sospechosas maniobras de Rijkaard, que ayer cambió a toda su defensa a excepción de Puyol ante el equipo más inofensivo de la Liga. Poco importa que el Barça gane con parsimonia a un Nàstic al que nadie librará de la horca. Ni siquiera que los azulgrana hayan recuperado el liderato y se hayan llevado un campeonato de invierno que sólo importa a los estadistas. La afición se teme lo peor, y decidió ayer que su función era dar ese toque de atención ante la quietud de Rijkaard.
Una partida de petanca de jubilados hubiera desatado más emociones que el soporífero y horrible encuentro de ayer. Si las vedettes del espectáculo no muestran sus virtudes al personal, o te duermes o muestras tu cabreo silbando. Y ayer, los seguidores barcelonistas, cansados de ver cómo su equipo lleva semanas arrastrando las piernas, optaron por apretar los labios y pitar con ganas. Ya fuera por lo tremebundo del juego, o porque Rijkaard decidiera sacar del campo a Saviola en el segundo tiempo. Nadie entendía nada.
La única buena noticia del barcelonismo, además del liderato, sigue siendo el rendimiento del argentino. Un futbolista que la junta directiva del Barça intentó quitarse de encima sin éxito los tres últimos veranos, y al que Rijkaard llegó a poner la etiqueta de sexto delantero, por detrás incluso de Ezquerro. Saviola no ha cambiado. Sigue siendo el mismo delantero con movimientos ratoniles que sólo participa en el juego para atornillar la pelota en la portería. Quien sí ha evolucionado es el Barça, un equipo martirizado últimamente por la pasividad deportiva de muchos, desconocido cuando Deco decide no dar una a derechas, y que depende de que su delantero centro cace un gol que le permita seguir durmiendo.
El equipo tarraconense, por bueno que fuera su planteamiento, nunca dio la impresión de sentirse capacitado para sacar algún punto en su debut en el Camp Nou. El colista de Primera ni siquiera intentó aprovecharse del deficiente momento azulgrana. Nulo en ataque, el conjunto de Flores está abocado al descenso por culpa de los puntuales pero decisivos despistes defensivos. De poco sirve que el Pampa Calvo agarre bien a Ronaldinho si un mal rechace del inoperante Juan permite que Oleguer remate completamente solo en la frontal. Lo peor llega cuando el azulgrana remata mal y el balón llega a Saviola, con los dos centrales a cuatro metros de distancia y rompiendo el fuera de juego. Por supuesto, el argentino no es de los que rechace semejantes regalos.
Ni el gol ni la entrada de Iniesta en la reanudación revitalizaron demasiado el juego barcelonista. Aunque, con el Nàstic luciendo en su rostro la derrota desde el inicio, estaba claro que antes o después el Barça buscaría esconderse detrás de los goles. Giuly, después de recoger un rechace al palo de Matellán tras remate de Gudjohnsen, e Iniesta, aprovechando la única aparición de Ronaldinho, cerraron una noche que será recordada por lo sonrojante del espectáculo.