Los postes y el árbitro ponen emoción ante la falta de goles / EL MUNDO

LA CORUÑA.- Cuando las cosas van bien, para qué tocarlas. Caparrós y Valverde se aferraron a los onces de la reacción y repartieron el premio. La mayoría de las ocasiones fueron deportivistas, pero Arizmendi sigue gafado. El poste le jugó una mala pasada y Megía Dávila le anuló otro tanto por fuera de juego. Tampoco los espanyolistas tuvieron fortuna. El palo repelió también una contra culminada por Tamudo.

Los coruñeses repitieron por tercera semana la alineación que ganó al Real Madrid en el primer encuentro del año y los espanyolistas volvieron a confiar en la que se impuso al Barça siete días atrás. Sólo un cambio, el obligado por la baja de Zabaleta, entre los 22 jugadores que pusieron en jaque a los dos grandes.

El Espanyol puso el fútbol combinativo pero el Depor contrarrestó con su mejor arma. La presión de los gallegos, su despliegue físico, sacó de la escena a los tres futbolistas que desequilibraron el derbi catalán: De la Peña, Tamudo y Luis García.

Sin su lucidez, el Espanyol se quedó en el centro del campo. Apenas fue incapaz de doblegar a Duscher y a De Guzmán, y tampoco se libró de la asfixia a la que le sometió la línea de ataque del equipo coruñés. De hecho, las oportunidades fueron para los de Caparrós, que volvieron a dejar en evidencia sus carencias ante el gol. La falta de resolución, escenificada en Arizmendi, les privó de una renta merecida antes del descanso.

Hasta que el encuentro tomó un nuevo impulso, con Megía Dávila como protagonista. El árbitro enfadó a Riazor con un gol anulado por un dudoso fuera de juego a Arizmendi, que esta vez sí había resuelto. Con los ánimos calientes en el Depor, el Espanyol desperdició a la contra su mejor oportunidad. Fue la primera jugada en la que participaron De la Peña y Tamudo, pero el poste de Aouate mantuvo las tablas.

Al final, empate y todos contentos. El equipo catalán acaba la primera vuelta en una posición cómoda, en la zona media, y el Deportivo se mantiene invicto en 2007, pero con 22 puntos, algo que tendrá que igualar, al menos, en la segunda vuelta para certificar la salvación.