«Las cartillas de salud son como las cartillas de racionamiento de la postguerra. Cuantas más influencias y contactos tengas, más elementos puedes incluir. Creo que hay demasiados casos de alérgicos. No me parece que detrás de estos asuntos se escondan casos de dopaje, pero sí algunas falsedades. Habría que investigar la validez de las cartillas de salud, porque muchos las utilizan como un salvoconducto para hacer trampas». Un veterano director, que ahora presencia las carreras desde la tranquilidad de la jubilación, observa con inquietud el auge de ciclistas que apelan a razones de salud para consumir sustancias prohibidas.
El caso de Oscar Pereiro es el último de una larga lista; cerca de un 60% de los participantes del último Tour de Francia tenían autorización facultativa para tomar productos no permitidos. Es más, diferentes estudios científicos aseguran que el 70% de los ciclistas son propensos a sufrir problemas de alergia. En los últimos años, Joseba Beloki, Igor González de Galdeano o Jan Ullrich han reconocido que consumen Ventolín o medicamentos (incluyen sustancias como salbutamol, formoterol o salmeterol) que reducen la sensación de esfuerzo y aumentan la masa muscular para combatir procesos alérgicos. En la memoria de controles antidopaje de la Federación Española de 2000 se apuntaba que más del 50% de los diagnósticos estaban relacionados con el asma.
Para obtener un certificado de enfermo asmático se precisa superar un extenso protocolo. La Federación Española de Ciclismo establece que es necesario presentar un historial clínico, incluyendo anamnesis sobre la correspondiente patología concreta: asma inducido por esfuerzo, hiperreactividad bronquial o broncoespasmo.
Examen.
El ciclista profesional tiene que someterse a pruebas de broncodilatación, provocación bronquial, espirometría (anterior y posterior al esfuerzo en un laboratorio o en el campo), metacolina y de respuesta broncoconstrictora de aerosol hipertónico.
Pero lograr una cartilla de salud como la de Oscar Pereiro no es fácil. Otra cosa es que tenga validez para todos los países. Francia va por delante de la Unión Ciclista Internacional y sólo permite la participación, bajo circunstancias muy especiales, de ciclistas con certificados médicos. Además, exige que se aclaren y renueven los justificantes permanentemente.
Fernando Novella, responsable de la Comisión Antidopaje de la Federación Española de Ciclismo, cree en la honestidad de los doctores y corredores. «Tengo que confiar en la profesionalidad de los médicos. Sé que se piden y se realizan pruebas exhaustivas para declarar a un ciclista como enfermo asmático. Es necesario mostrar historias clínicas y hacer espirometrías de esfuerzo, seguimiento exhaustivos, etc. Obtener este certificado es difícil. Además, esos documentos caducan cada año».
El representante de la Federación dice que debe existir una norma única en esta materia, válida para todos los países. «No tiene sentido la variedad de reglas sobre este asunto. Creo que todo se debe regular según el estipulado por la Agencia Mundial Antidopaje. Lo que se dice allí no debe tener vuelta de hoja».
En este conflicto de competencias los perjudicados son los corredores y los equipos, como reconoce un preparador ahora retirado de la competición de élite: «Somos como un circo ambulante. Tenemos que llevar una serie de productos, con autorización facultativa, para combatir enfermades, pero eso lo desconocen los policías que nos registran».
El alergólogo Luis Arenas, médico de Pereiro, ha afirmado que el caso del ciclista gallego se ha exagerado: «Oscar, con la dosis indicada y de la forma en que está prescrita, es imposible que dé positivo. El estudio realizado en marzo del año pasado demuestra que Pereiro tiene una sensibilidad en los bronquios un poco más aumentada que el común de la población, y eso hace que tenga que utilizar una determinada medicación».
Oscar Pereiro, que se olvidó de enviar a tiempo los pertinentes certificados a la Agencia Antidopaje de Francia, insiste en su inocencia: «Es la Unión Ciclista Internacional la que me tiene que permitir o no usar el Ventolín y no la Agencia Francesa Antidopaje. Este medicamento lo he utilizado siempre que he participado en el Tour, en el último lo usé todos los días y tan sólo apareció en dos etapas».