Pregunta.- Al presentar el presupuesto para el 2007 usted dijo: «Estamos al final del túnel del subdesarrollo». ¿Qué hace falta para que Chile se convierta en un país desarrollado?

Respuesta.- Es indispensable que la economía se siga expandiendo, dar valor agregado a nuestros productos y aumentar las inversiones en investigación y desarrollo. Otro objetivo es mejorar la calidad de la educación.

P.- La tasa de crecimiento del 2006 fue de un 4,5%. A ese paso es difícil alcanzar la etapa de desarrollo que usted se ha propuesto.

R.- Con más altos que bajos, Chile ha completado más de 15 años de crecimiento sostenido. Si a este factor se suman las exportaciones, que en el 2006 batieron el récord de los 60.000 millones de dólares y la tendencia a la baja en los precios del petróleo, las condiciones están dadas para que el 2007 sea un año de gran dinamismo.

P.- Una de las claves para el desarrollo es la diversificación de las exportaciones. Chile sigue manteniendo su dependencia secular en el cobre.

R.- Tome nota de esto: en los años 60, Chile obtenía el 70% de sus ingresos de las exportaciones de cobre. Hoy esa cifra se ha reducido a un tercio y la idea es acentuar esa tendencia. Partimos de la premisa de que el auge del metal rojo (que actualmente se cotiza a 257 centavos de dólar la libra) es un fenómeno transitorio y actuamos en consecuencia. ¿Cómo? Mediante una férrea política de superávit fiscal que nos provea de ahorros para los años de vacas flacas, a través de la inversión de los excedentes cupríferos - que se cifran en 10.000 millones de dólares- en proyectos de desarrollo y, más recientemente, con la creación de fondos de ahorro en Chile o en el exterior.

P.- ¿Qué se hace para agregar valor a las exportaciones?

R.- Bien conducida, la exportación de bienes primarios es un campo fértil para la innovación. Por ejemplo, una empresa del sector de la minería ha comenzado a fabricar tolvas para camiones de alto tonelaje. En los criaderos de salmones se producen nuevos tipos de vacunas, con muy buena salida a los mercados. Al Estado le corresponde crear condiciones favorables es ese tipo de iniciativas. En estos días el Senado debe aprobar una ley de incentivos tributarios a las empresas que colaboren con las universidades en proyectos de alta tecnología. Asimismo se ha promulgado una ley que reduce los aranceles a la importación de nuevas tecnologías.

P.- La fundación Heritage ubica a la economía chilena entre las 11 más liberalizadas del mundo. Por otro lado, el informe de desarrollo de la ONU para 2005 sitúa a Chile en el puesto 113 respecto a la igualdad de ingresos.

R.- Conviene precisar en el diagnóstico. Primero, la pobreza ha disminuido de un 50% en 1987 a un 15% en el 2006. Luego, si bien existen diferencias a nivel de ingresos autónomos (lo que cada persona percibe de su trabajo), esa diferencia se compensa con los aportes destinados a la educación, salud y vivienda de los necesitados. Una de nuestras tareas pendientes es reducir la desocupación, especialmente la que afecta a los jóvenes. Gracias a los tratados de libre comercio que hemos suscrito con los países más pujantes, esperamos poder crear empleos con mayor remuneración directa, ligados al sector de las exportaciones. También se estudia la aplicación de ciertos principios del modelo danés, que combina un régimen de contratación flexible con seguros de desempleo de amplia cobertura.

P.- Argentina ha reducido la venta de gas a Chile. Bolivia condiciona el suministro de hidrocarburos a la solución de las disputas limítrofes... ¿De qué manera afectan estas medidas a la producción industrial?

R.- Chile está en condiciones de importar gas de todos los países productores. Este año se construirá una planta regasificadora de Gas Natural Licuado (GNL) en la bahía de Quintero. También en 2007 se tramitará el estudio de impacto ambiental del megaproyecto hidroeléctrico de Endesa y Colbún. Se trata de la construcción de cuatro centrales con una capacidad conjunta de 2.400 megawatios. De modo que la producción industrial no está en riesgo.