Lunes, 22 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6245.
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¿Demagogia electrónica o poder ciudadano?
Hillary sofistica el papel de la red mientras Ségolène entra en 'Second Life'
RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.- «Quiero que os unáis a mí no sólo en una campaña, sino en una conversación sobre el futuro del país. Quiero llevar esta conversación directamente al pueblo americano». Con estas palabras, Hillary Clinton hacía auto de fe sobre el poder de la red, sobre la fuerza de los ciudadanos, uniéndose a una corriente en la que muchos políticos -Ségolène Royal ha sido, y con gran impetú, una de las últimas- se han zambullido.

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La presentación de su candidatura a través de internet quizá haya sido, de momento, el cénit de este fenómeno. Sin embargo, nadie puede discutirle al Frente Nacional francés el mérito de haberse convertido en el primer partido europeo que abre una sede virtual. Los asesores cibernautas de Jean-Marie Le Pen, símbolo cavernario indestronable, han percibido que la era de la democracia electrónica requiere construir un mundo paralelo en tres dimensiones donde puedan alojarse los militantes sedentarios y derivarse los espacios de discusión. Es la incipiente moda de Second Life (segunda vida), sobrenombre de la aldea planetaria donde actualmente conviven 2,7 millones de avatares, es decir, prolongaciones en 3D de otros tantos seres humanos que se han construido una identidad alternativas. Ségolène Royal acaba de imitar el ejemplo lepenista inaugurando su cuartel Second Life. Mark Warner, ex gobernador demócrata de Virginia, proclamó su candidatura a la Casa Blanca mediante la recreación virtual de una rueda de prensa: tanto él como los periodistas eran avatares que ocupaban un espacio imaginario en tres dimensiones. Así, no extraña que Hillary haya anunciado su candidatura mediante un vídeo en internet. Es verdad que sus asesores lo han cuidado con esmero escenográfico y estética hollywoodense, pero el enfoque específico sobre la red explica que la mujer de Bill tenga programados tres días de chats con sus simpatizantes: ¿Se acabaron los mítines y los viajes en autobús? ¿Tienen sentido las caravanas políticas? ¿Qué rentabilidad específica va a extraerse de recorrer un país, pueblo a pueblo, en busca del carismático apretón de manos?

Unas y otras cuestiones se antojan más oportunas en el 2017 que en el 2007. Al menos, el profesor Thierry Vedel, experto en democracia electrónica, sostiene que la calle y la televisión permanecen como referencias inexcusables de la realidad política. «La web tiene todavía un peso débil en el ámbito de unas elecciones. Naturalmente es un acontecimiento mediático, pero sabemos que sólo el 15% de los internautas convierten la red en un instrumento de curiosidad política. También nos consta que sólo el 10% leen los blog relacionados con asuntos políticos», asegura.

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