Los radicales de Tomislav Nicolic habrían alcanzado el 28,7% de los votos, lo que supondría unos 81 escaños. Los reformistas del Partido Democrático (DS) de Bozidar Djelic y el presidente del país, Boris Tadic, sumarían el 22,9% (65 diputados). Los nacionalistas moderados del Partido Democrático de Serbia (DSS), del primer ministro Vojislav Kostunica, llegarían al 16,7% (47), mientras el Partido Socialista (SPS), formación del fallecido presidente Milosevic, llegaría al 5,3% (16). La coalición socialdemócrata LPD, con el mismo porcentaje, contaría con 15 escaños.

Cerca del 5%, límite para lograr representación, estaría el Partido para el Renacimiento de Serbia (SPO), del titular de Exteriores, Vuk Draskovic.

La tasa de participación una hora antes del cierre de los colegios electorales (19.00 horas) era del 56,7%, más de tres puntos porcentuales por encima del porcentaje logrado en mayo de 2006 en el referéndum sobre la nueva Constitución del país.

Nicolic compareció anoche feliz ante los medios: «El Partido Radical ha ganado las elecciones». Su única queja, no lograr la mayoría absoluta. «Eso estropea nuestra celebración porque estamos convencidos», dijo Nicolic, «de que llegan días duros para Serbia. Hasta que no gobierne el SRS, las cosas no serán fáciles para este país», concluyó.

La UE mantenía ayer su máxima atención en los resultados de las legislativas de Serbia, en las que ha mostrado claramente su apoyo a las fuerzas proeuropeas, encabezadas por el Partido Democrático (DS) de Bozidar Djelic y el presidente del país, Boris Tadic, y el Partido Democrático de Serbia (DSS) del actual primer ministro, el nacionalista moderado Vojislav Kostunica.

Un Ejecutivo encabezado por los ultranacionalistas del Partido Radical (SRS), cuyo máximo líder, Vojislav Seselj, se encuentra ante el Tribunal de La Haya para responder a acusaciones de crímenes de guerra, se convertiría en la peor de sus pesadillas para Bruselas en los Balcanes. Este partido, con su número dos como candidato, Tomislav Nicolic, ha visto aumentar en los últimos meses su apoyo electoral tras la independencia de Montenegro y la suspensión de las negociaciones con la UE.

Si bien Nicolic, durante su campaña, ha moderado su discurso y se ha mostrado a favor de una futura entrada en la UE, ya ha aclarado que ésta sería bajo sus «propias condiciones»: no a la OTAN y sí a seguir manteniendo una relación privilegiada con Rusia, China y los países árabes. Los radicales también han hecho de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, grandes lacras del país, su caballo de batalla.

En todo caso sigue presente la exigencia de Bruselas a Belgrado para que entregue al Tribunal de la Haya al ex general Ratko Mladic, jefe militar de los serbios de Bosnia durante la guerra, acusado de cargos de genocidio en Srebrenica (1992) y por el cerco a Sarajevo (1992-96).

La negociación del Acuerdo de Asociación y Cooperación con Serbia quedó suspendida por Bruselas el pasado mes de mayo. Fue entonces cuando se conoció que Mladic había permanecido oculto en el territorio serbio hasta principios de 2006, protegido por elementos extremistas de los servicios secretos.

Un futuro gobierno encabezado por Djelic permitiría seguir avanzando en las reformas ya iniciadas en 2000 por el asesinado primer ministro Zoran Djindjic y retomadas en 2003 por Kostunica, que ha gobernado desde entonces en minoría. Si bien se ha criticado la lentitud en la aplicación de las reformas por parte del líder del DSS, los últimos datos macroeconómicos han confirmado un crecimiento del 15% y una inflación contenida hasta el 6,6%.

Pero eso no lo nota el ciudadano de a pie. El desempleo en Serbia alcanza el 30%, mientras el salario medio se sitúa en los 250 euros.

El segundo gran reto para el nuevo Ejecutivo de Belgrado será el futuro estatuto de Kosovo, provincia bajo el control de Naciones Unidas desde 1999. El próximo 26 de enero el enviado especial de la ONU, el ex presidente finlandés Martii Ahtisaari, presentará su propuesta a puerta cerrada ante el Grupo de Contacto para Kosovo (EEUU, Rusia, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña). Ese plan podría girar en torno a una independencia programada o bien una amplia autonomía.

Todos los partidos han rechazado la posibilidad de la independencia, lo que habría acabado con cualquiera de sus aspiraciones de Gobierno, si bien el DS y el DSS, entre otros, se han mostrado dispuestos a otorgar esa autonomía si Kosovo permanezca bajo soberanía de Serbia.