Lo del sistema penitenciario catalán es una verdadera carrera contrarreloj que, si las cosas no cambian mucho, puede perderse. Compite la Administración, por una parte, construyendo y habilitando equipamientos para albergar a la población reclusa, la otra parte, que no deja de crecer.
La consellera de Justícia, Montserrat Tura, explicó ayer en rueda de prensa el balance provisional de este reto al que se enfrenta: a día de hoy, las cárceles catalanas superan en 1.370 reclusos su capacidad.
El responsable de Serveis Penitenciaris, Rehabilitació i Justícia Juvenil le puso etiqueta a esta situación cuando la definió como de «hipermasificación», y ante esta situación, que amenaza con hacer insuficientes las prisiones proyectadas, se impone buscar soluciones, como la construcción de nuevos centros pese a que el Departament nunca ha defendido la «política del ladrillo».
Los datos son incuestionables. A diciembre de 2006, el total de población reclusa era de 8.970 personas, lo que supone un incremento del 6,7% respecto al año anterior. Para diciembre de 2007 se calcula que la cifra de presos ya será de 9.530. Si las cifras se miran con más perspectiva, se observa que el aumento de la población reclusa en Cataluña desde el año 1999 ha sido de un 30%.
«Nuestro sistema penitenciario es bueno, pero la ocupación deseable sería de 7.500 reclusos», admitía ayer Montserrat Tura. Ante esta situación, la consellera se mostró lacónica, y mostró su «confianza» en que durante este año «el diferencial negativo disminuya».
De hecho, en unos meses está prevista la inauguración del nuevo centro penitenciario Brians-2, en Sant Esteve Sesrovires (Baix Llobregat), y el módulo de jóvenes de Quatre Camins, en La Roca del Vallès (Vallès Oriental).
«Desde hoy hasta la puesta en funcionamiento de Brians-2, se tendrá que ampliar la capacidad de los módulos prefabricados» que ahora servían de apoyo a los equipamientos ya construidos y que han quedado obsoletos, contó Batlle.
El responsable de Serveis Penitenciaris, en cualquier caso, recordó que el centro de preventivos de Barcelona, la cárcel Modelo, es el que tiene más internos en celdas masificadas, una situación que comparte con los equipamientos «que se han de demoler, como el de Girona y Tarragona».
El aumento de la población reclusa extranjera también tiene su peso en el sistema y cada vez más significativo. Durante 2006, del total de ingresos en prisión, el 49,8% fueron extranjeros, dos puntos porcentuales por encima del año anterior. Los extranjeros ya suponen el 37% de la población reclusa en Cataluña.
Por otra parte, las medidas penales alternativas que se postulan como la gran esperanza para esponjar las cárceles y, a un tiempo, garantizar la rehabilitación de los penados, se han disparado.En el año 2006, se contabilizaron 5.019 demandas de aplicación de una medida penal alternativa, lo que implica un crecimiento del 27'6% en relación a 2005. Y todo sin incidir, por lo que parece, en el aumento sostenido de la población reclusa.
Para Batlle, la entrada en vigor de la Ley de Medidas Penales Alternativas de 2004 aumentó las sanciones penales por alcoholemias y violencia doméstica. «Las próximas modificaciones del Código Penal apuntan a que aún aumentarán más los supuestos para las medidas penales alternativas», lamentó el responsable de Serveis Penitenciaris, «y eso nos obliga a un replanteamiento del medio abierto, que ya no es una anécdota en el sistema sino toda una categoría».
A la vista del impacto que tendrá la entrada en vigor de la reforma del Código Penal, el Departament de Justícia ya ha reorganizado su organigrama y ha creado así una Direcció General d'Execució Penal a la Comunitat i de Justícia Juvenil.
Ideas contra la masificación
BARCELONA.- La sobresaturación de las prisiones es un problema que también preocupa y mucho en el Reino Unido. A la busca de soluciones, la directora del Prison Reform Trust, Juliet Lyon, ha presentado un plan de choque de siete puntos para acabar con la masificación.
El primero de los puntos que aborda consiste en derivar al sistema sanitario aquellos reclusos que sufren patologías mentales. Otro punto apuesta por reforzar los tratamientos contra las adicciones a drogas y alcohol, que conducen con frecuencia al delito.
También propone evitar la cárcel a mujeres vulnerables, que tienen hijos o familia a su cargo, y que podrían ser tratadas por el sistema social. La deportación de los extranjeros que cometen tráfico de drogas, que el sistema penal castiga duramente, es otra iniciativa.
Las medidas alternativas y la concienciación social de que las penas largas no mejoran el sistema y causan un efecto perverso sobre la justicia también forman parte del plan propuesto.
El Gobierno británico ha barajado en los últimos meses otras iniciativas. como habilitar buques prisión.
