LEONOR MAYOR
BARCELONA.-
No siempre llueve a gusto de todos. Los consellers de Esquerra han optado por estarse calladitos y no dar de qué hablar para que el presidente de la Generalitat, José Montilla, no se enfade y no tenga que llamarles al orden. O, lo que es lo mismo, para que no se repitan los episodios de confrontación entre PSC y ERC ocurridos en la anterior legislatura que acabaron con la expulsión de los republicanos del Govern.
Por ahora no se ha producido el ruido mediático que tanto asusta al tripartito en general y a Montilla en particular. Pero no todo el mundo esta de acuerdo con la nueva actitud de Esquerra.El ex conseller de Governació de esta formación Joan Carretero alertó el pasado fin de semana en sendos artículos publicados en el Avui de que su partido está perdiendo perfil propio tras convertirse «en socio complaciente del PSC» y que corre el peligro de pasar a ser un «satélite» de los socialistas.
La Ejecutiva de ERC aprovechó su reunión semanal de ayer para abordar la crisis provocada por las declaraciones de Carretero.El candidato a la alcaldía de Barcelona por este partido, Jordi Portabella, que fue el encargado de la rueda de prensa posterior, explicó que la cúpula de Esquerra está molesta por «el canal» utilizado por el ex conseller para expresar su malestar con la estrategia del partido. ERC piensa que Carretero no tendría que haber acudido a la prensa y que hubiera sido más adecuado que explicase su postura en el último Consell Nacional del partido, celebrado antes de que se sellase el pacto de gobierno con el PSC e ICV-EUiA.
Además, Portabella no dudó en invitar a Carretero a formar una corriente crítica en el seno de ERC pues, según explicó, los estatutos del partido permiten esta posibilidad a los miembros que consigan atraer hacia sus tesis al 3% de la militancia, lo que, de acuerdo con la composición actual del partido, tan solo requeriría el apoyo de 300 militantes.
O sea, que Carretero no tiene más que encontrar a otros 299 independentistas que opinen como él: «ERC ha aceptado, de buen grado según parece, que este presidente nos imponga una disciplina de hierro y un silencio sepulcral, difuminando nuestro perfil propio en beneficio de la actuación como 'un solo Gobierno' con 'un liderazgo sólido' y 'un presidente que mande'».
Portabella aseguró ayer que su partido no ha perdido su fondo ideológico o identatario, aunque reconoció que, a veces, le cuesta transmitirlo a la opinión pública. Según explicó, los ciudadanos perciben mejor «la gestión» de su partido que la ideología».«Sin embargo, nada ha cambiado, ERC no renuncia a su ideología, como se verá en la próxima Conferencia Nacional, que se celebrará en otoño», afirmó.
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