MADRID. - En publicidad infantil, la autocensura o autorregulación, como prefieren denominarlo los anunciantes, está funcionando. A lo largo del último año, tan sólo se recibieron 27 reclamaciones en relación a los anuncios de televisión dirigidos a los niños. El sector de la publicidad prefiere curarse en salud y el 90% de los spots son revisados por la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol), antes de su emisión en la pequeña pantalla. La mayoría de las recomendaciones de cambio fueron por publicidad engañosa.
En total, Autocontrol estudió 1.328 anuncios, de los cuáles el 70% recibió luz verde por no representar ningún peligro para los niños. En cambio, la asociación recomendó cambios en el 24% y desaconsejó la difusión de un 6%.
En la publicidad dirigida al público en general, Autocontrol informó negativamente 14 spots, porque aparecían niños en situación clara de peligro. Sin llegar a tanto, otros 209 recibieron la advertencia de limitar su horario de emisión a las franjas horarias en las que los más pequeños no son objeto de especial protección.
Para garantizar la eficacia del sistema, Autocontrol también pone a disposición de los consumidores un sistema de resolución de controversias, con un jurado formado por expertos independientes. Así, de las 27 reclamaciones recibidas en 2006, ocho fueron estimadas total o parcialmente, ocho fueron desestimadas, una se resolvió por mediación y en 10 casos el anunciante aceptó la demanda e hizo los cambios pertinentes.
En el caso de los juguetes, de un total de 520 spots analizados, se recomendó realizar cambios en un 28% y sólo un 1% no recibió el visto bueno para ser emitido. En relación a los juguetes, los motivos más frecuentes para aconsejar cambios o desaconsejar la emisión en televisión se deben a la publicidad engañosa.
Por este concepto, las modificaciones sugeridas se debieron a que el anuncio inducía a error en relación a las características y prestaciones del juguete o al beneficio de su uso. En otras ocasiones, se explotaba la imaginación de los niños, mezclando imágenes reales del producto con otras de ficción. Pero la palma en cuanto a problemas hay que buscarla en la falta de indicaciones con información adicional. Léase que hay que comprar las pilas aparte, que es necesario montar el juguete, que incluye determinados elementos o que algunos se venden por separado.
Otros anuncios, aunque en mucha menor cuantía, fueron rechazados en primera instancia por utilizar de forma ilícita a personajes famosos.
El siempre polémico mundo de los videojuegos tuvo en 2006 un comportamiento más que razonable en cuanto al cumplimiento de las normas. De los 161 anuncios sometidos a revisión previa, Autocontrol pidió realizar cambios en el 24%, mientras el 6% recibieron una calificación negativa.
La mayoría de los spots de videojuegos con problemas fue porque no indicaban la pertinente clasificación por edades. Pero en algunos casos, los peros se debieron a cuestiones aún más serias como inducir a la conducción temeraria y a comportamientos imprudentes o arriesgados.
Hace tres años, Autocontrol y la Secretaría de Estado de la Sociedad de la Información firmaron un acuerdo para la detección preventiva y la retirada de los anuncios que infringieran la dispuesto en la Ley de Televisión sin Fronteras.