ESPAÑA 35
REPUBLICA CHECA 29
Barrufet
Tomás (1)
Belaustegui (3)
C. Rodríguez (1)
A. Entrerríos (2)
Davis (7)
Uríos (7)
Hombrados (p.s.)
Garabaya (1)
Garralda (-)
s.c.
Juancho Pérez (1)
Lozano (-)
s.c.
Juanín García (6)
Iker Romero (6)
Stochl
Filip (8)
Juricek (1)
Kubes (-)
Jicha (5)
Nokar (3)
Hazl (-)
Galia (p.s.)
Bruna (2)
Hruby (1)
Vitek (-)
Sobol (-)
Reznicek (3)
Horak (6)
Arbitros:
AWD DOME DE BREMEN. 4.500 ESPECTADORES.
Methe y Methe (ALE)
Exclusiones: Davis (2), Hruby, Reznicek y Jicha.
Parciales cada cinco minutos: 3-1, 8-4, 11-6, 14-10, 17-13, 19-15 (Descanso) 21-17, 22-21, 25-24, 28-26, 33-27 y 35-29 (Final) .
La campeona del mundo avanza sana en Alemania. España, tras derrotar anoche a la República Checa, entra en la segunda fase invicta y con buenas sensaciones. La primera ronda se ha salvado con tres victorias de distintas texturas. Un festivo y dos encuentros duros, ante Egipto y los checos, que sirven para poner firme el ánimo y las piernas de los chicos de Juan Carlos Pastor. También suma respeto ante los rivales de verdad, que observan de reojo desde otros grupos. Algunos con más problemas, como Francia. Los últimos ganadores del Europeo de Suiza cayeron ayer ante Islandia de forma clara (24-32), en un golpe inesperado. Tendrán que remar ahora.
España, sin embargo, pasa de pantalla con vidas y puntos. El sudor gastado es asumible en un torneo que apenas respira. Hoy la jornada de descanso servirá para analizar los enemigos que asoman. Rusia, Dinamarca, Hungría y Croacia serán, en este orden, los países a batir desde mañana hasta el domingo, sólo con el viernes para tomar impulso. Cuatro compromisos en cinco días donde buscar un buen cruce en los traidores cuartos de final.
Ante la República Checa, el juego español volvió a centrarse en los pilares más seguros. La defensa 5:1, con David Davis en el avanzado y rompiendo la portería contraria volando desde el extremo, fue el engranaje donde se diseñó el triunfo. Las pérdidas contrarias permitieron el despegue inicial de los hombres de Pastor (10-6, min. 13). Funcionaba el sistema ante los lanzadores checos, sin remilgos a la hora de cargar el brazo. La selección corría y picaba, convencida de su superioridad. Iker Romero definía los siete metros y Jota Hombrados agarraba la red atrás. La distancia arrastró al equipo a cierta monotonía ofensiva, que terminó en precipitación.
Bailarín. Creció la República Checa en la vuelta a la pista tras el descanso, agarrados a Filip (8 goles), Jicha y la movilidad de Bruna. El eléctrico lateral descolocó a la defensa de Pastor, tocada moralmente cuando la igualdad llegó al marcador (21-21, min. 39). La dinámica cambió gracias a una buena parada de Hombrados y la perfección de Juanín García en los siete metros. Detrás de estos goles aparecía la inmensa figura de Rolando Uríos, la mole imparable sobre la que gira el ataque de la selección. El partido se centra en él. Se mueve como un bailarín entre golpes y empujones. Sus defensores lo intentaban, pero no podían. En la primera acción del duelo, el cubano cumple con el ritual de saludar con una enorme sonrisa a los dos pivotes rivales con los que se va a medir. Después llega la lucha libre, donde siempre gana.
Atrae el balón como si tuviera un imán en la palma de la mano. Lo agarra y el portero está perdido. Ayer hizo ocho goles en nueve lanzamientos y provocó media docena de siete metros. Unos números de jugador franquicia, seguramente el más decisivo del torneo. Embriagados del Caribe, la República Checa se deshizo en el tramo final y España levantó la cara orgullosa.