JUAN DE DIOS
El resultado igualado hasta el cuarto final no responde a la diferencia existente entre los equipos. Chequia, con una evidente fatiga por el enorme esfuerzo realizado contra Egipto apenas 24 horas antes, sacó aire y aprovechó sus opciones y los errores de precipitación contraria en fases aisladas del partido. ¿Por qué? Porque el ataque español se ejecuta en tiempos cortos y en espacios próximos con una permanente búsqueda del genial Uríos. Por eso, bastan dos o tres imprecisiones en un instante para que el rival vuelva de lleno recuperando la diferencia. Ahí vemos un problema a corregir en el futuro.
Se camina por la buena senda: se pasa a la segunda fase con dos puntos, sin problemas físicos importantes, con confianza del grupo, cohesionado y capaz de superar los momentos de desorden que aparecen en los primeros partidos. Con rivales difíciles (no mucho más que Egipto o Chequia), el equipo mejorará en el día a día para cumplir el próximo objetivo que es quedar entre los cuatro primeros del grupo que forma junto a Rusia, Dinamarca, Hungría, Croacia y el rival de hoy, Chequia, citados por el orden que prevé el calendario en la fase que se inicia. Los momentos complicados llegarán en cuartos.
Las dificultades contra los checos aparecieron en minutos de desajustes tras el descanso. No siempre es fácil diagnosticar razones concretas pero parece aconsejable reflexionar alrededor del tiempo de juego entendido para la toma de decisiones, correctas o no, en cortos ataques que facilitan acciones positivas del rival. Se rozan terrenos ardientes. El cambio de sistema defensivo a 6:0 concedió confianza y enriqueció la defensa para el futuro. Buena inversión.
En otra plaza, Islandia, exigida por su debacle frente a Ucrania, barrió a Francia, campeón de Europa. Pasan los franceses con cero puntos, como los anfitriones. Queda abierta la espita a posibles sorpresas entre equipos de similar potencial. Disminuir la dimensión de una derrota exige un partido excelente de inmediato y esa será una tarea a resolver por los galos en su próximo choque contra Polonia, plena de moral por su triunfo ante Alemania, que arrastra, sin aparente solución, los múltiples problemas de una preparación accidentada. Se avecinan partidos memorables y de enorme desgaste.
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