Martes, 23 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6246.
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 MADRID
M2 / VIOLENCIA EN ALCORCON
«No somos racistas sólo nos defendemos»
Un día después de la 'caza' del latino en la localidad, los jóvenes mantienen su consigna de venganza para «echarlos de aquí». Les une eso y su organización en bandas de españoles identificadas por el lugar donde se reúnen para divertirse
ISABEL LONGHI-BRACAGLIA

No me hagas fotos. Y no te voy a dar mi nombre». Las palabras son desafiantes. Y el tono. Y la mirada. La bufanda cubre medio rostro que se adivina infantil en los ojos. «¿Dónde voy a salir?». El orgullo de la fama sobrevenida impregna la pose y un discurso con condiciones. «¡Alcorcón manda!», grita como poseído en medio de un corro de chavales que jalea al líder. «¡Alcorcón manda!», repite. «¡Los echaremos de aquí!».

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El enemigo es invisible por el momento, pero no hace falta que lo identifique. Todos saben de quiénes hablan. Toda España lo sabe, de hecho, después de las peleas y persecuciones que han llevado a este municipio del suroeste de Madrid a las portadas de todos los periódicos. Puñaladas, cargas policiales, detenciones que ayer llenaban sus calles de cámaras. «No pararemos hasta echar a los Latin Kings de aquí», por si a alguien le quedaban dudas, «los vamos a matar». «¡Les cortaremos el cuello!», sugiere un colega.

El grupo no tiene más de diez chicos, pero todos hablan en nombre de muchos más. «Estamos todos unidos». ¿Quiénes? «Las bandas de Alcorcón. Todo el mundo está en bandas aquí». ¡¿Qué bandas?! «Bueno, más pandas que bandas, grupos de amigos, nosotros no somos como ellos, nos conocemos todos y nos llevamos bien, por eso reaccionamos tan rápido el domingo».

La charla relaja las defensas y asoma un chaval de 16 años como cualquier otro, que revela las claves de la movilización que sacó a 700 personas a la caza del latino el domingo, después de que en la víspera decenas de suramericanos se liaran a puñaladas con los españoles que encontraron a su paso para vengar el acoso a uno de los suyos. Revancha tras revancha. «¡Ojo por ojo!», proclama otro chico.

«¡Cómo habrá sido esto que hasta los nazis y los punkis están juntos en esta lucha contra los Latin! Ponlo, escríbelo», ordena, «pero di la verdad», advierte. E inclina la cabeza sobre el papel para cerciorarse. «Y di que no somos racistas, esto no es racismo, lo único que hacemos es defendernos. Ellos nos atacan y nos defendemos».

La generación de Internet distribuye con rapidez los mensajes entre ordenadores y móviles. Y son capaces de enumerar los nombres de las bandas que se mueven en el municipio con mucha más certeza que si tuvieran que situar en el mapa los principales ríos del país. Al principio envuelven de misterio su organización, pero basta retarlos para que se envalentonen: «Están los de LMC (Los Más Cabrones), los BNB (que antes eran Blancos y Negros del Bronx, pero ahora no hay blancos y son la Banda de Negros del Bronx), los GNC (Graffiti in City), los PMZ (Parque Mayor Zona), los FAD (Fumados A Destajo), los Africorcón, los Trampesur, los Sampe, los Brasil, los On...».

Quien lo cuenta se niega a identificar la suya -«No puedo, si lo digo, saben quien soy y lo que pienso, los latinos vienen a por mí»-. Lo cierto es que esta la postura es idéntica cada vez que se pregunta en un grupo. Al salir del instituto, la territorialidad marca las amistades. Pertenecen a la banda con la que se divierten y ésta se define por el lugar donde disfrutan del ocio al aire libre, diversión de botellón. «Cada uno sabe de dónde son los otros».

Salen todos juntos de clase, pero en minutos se reúnen y diferencian con los suyos. No hay más que los identifique. La estética es similar, ropa deportiva sin marca. No hay ritos, más allá de gestos juveniles del tipo dos palmadas en el pecho y levantamiento de brazo. «Tenemos bandas para identificarnos, nada más, para cuando firmamos los graffiti y eso», asegura una chica de una organización exclusivamente femenina que se niega a revelar. «Si no es importante, hay bandas hasta de cuatro personas».

No será importante, pero lo que ocurre en Alcorcón estos días sí lo es. Tanto que ayer el director del Instituto Jorge Guillén llamó a los padres para comunicarles que autorizaba la salida de sus hijos antes de cumplir el horario. Hubo lágrimas en las aulas. Y miedo. «Claro que hay miedo, con lo que pasó ayer [por el domingo] no es para menos», reconoce una mujer que responde a la sugerencia y recoge a su hija y una amiga de ésta a la que abraza: «Sí yo también tengo miedo, ahora pegan a cualquier latino y soy colombiana».

De las pocas personas con rasgos de un país suramericano que podían verse ayer en las calles del municipio, tomadas por la policía. Agentes también a las puertas de los institutos con alarma previa porque circuló que se presentarían los Latin al término de las clases. No aparecieron, aunque no eran pocos los que les esperaban sin ánimo de darles la bienvenida.

Entre ellos, dos marroquíes. Y un chaval negro: «Yo soy la prueba de que esto no es por racismo». «Si en las bandas hay hasta moros y negros», subraya uno de sus amigos, «el problema son los latinos, van armados, nos roban, ocupan nuestro espacio... ¡No vamos a consentir que nos sigan pisando, se han pasado y hemos decidido plantarles cara».

«Se han subido demasiadas veces a la chepa y que conste que yo soy hippie», se suma otro chico, éste de más de 20 años, que enseña una rasta para demostrar su autodefinición. «Y quiero matar a los latinos porque apuñalaron a tres colegas y abrieron la cabeza a otro el sábado. Vamos a por ellos».

No fue ayer, «pero sucederá», amenazan. El último mensaje convocaba nueva cacería para el próximo sábado. La consigna: «Exterminio latino».


CATALOGO DE BANDAS

LMC: Los Más Cabrones.

FAD: Fumados a Destajo

BNB: Antes era Blancos y Negros del Bronx y, ahora, tras echar a los blancos, se llaman Banda de Negros del Bronx

GNC: Graffiti in City

PMZ: Parque Mayor Zona

Africorcón

Brasil

Trampesur

Sampe

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