Los coches bomba explotaron poco después del mediodía y con un segundo de diferencia en un mercado de artículos de segunda mano en el área de Bab al Sharji, una zona comercial del centro de Bagdad habitada por árabes suníes y por chiíes, informa Reuters. Horas más tarde, al menos 14 personas perdieron la vida y 40 resultaron heridas cuando una bomba estalló en un pueblo cerca de Baquba, situada al noreste de Bagdad, informaron fuentes policiales.

«Estos terroristas [...] imaginan que esto quebrará la voluntad del pueblo iraquí, [así] incitan las disputas», afirmó Al Maliki en una declaración en la que consideró que los autores de los atentados pertenecen a la «coalición de sadamistas y terroristas».

La policía estimó que el número de muertos por las explosiones en la capital es de 88 y el de heridos, de 160. Cuerpos carbonizados yacían en el suelo frente a los puestos del mercado, que estaban destrozados y ennegrecidos. Pequeños autobuses y otros automóviles trasladaron a los heridos mientras los bomberos apagaban las últimas llamas. Las víctimas atestaron el hospital local Kindi. Muchos de los cadáveres fueron colocados en una fila en la calle, algunos cubiertos con sábanas azules, junto con una pila de partes de cuerpos humanos.

La semana pasada, unas 70 personas murieron en un doble ataque con bomba cerca de una universidad de Bagdad. Entonces, Al Maliki también culpó a los seguidores de Sadam por esas agresiones. El primer ministro anunció un importante plan de seguridad para Bagdad a inicios de este mes, con el objetivo de aplastar a los grupos armados ilegales «sin importar su secta o tendencia política».

Sin embargo, los críticos del jefe del Gobierno aseguran que los intentos previos por estabilizar la capital fracasaron también por la negativa del Ejecutivo a combatir a la milicia del Ejército del Mahdi, liderada por el clérigo chií Muqtada al Sadr, un aliado político de Al Maliki. Washington sostiene que este grupo combatiente ha superado en número al movimiento suní Al Qaeda, que ayer reivindicó haber abatido un helicóptero estadounidense Black Hawk el sábado pasado.

De hecho, según la cadena de televisión CNN -que cita fuentes militares norteamericanas-, el helicóptero, en cuyo siniestro murieron 13 soldados del Ejército norteamericano, fue abatido por un misil lanzado desde tierra con un arma de mano, si bien un portavoz oficial de las Fuerzas Armadas de EEUU desmintió cualquier avance en la investigación del incidente.

Un asalto de 10 días

Altos funcionarios chiíes opinan que Maliki está comprometido a combatir a las milicias, tal como lo han exigido Washington y los representantes de la minoría suní, en el poder durante la dictadura de Sadam. Un fracaso, señalan las citadas fuentes, revertiría los logros que ha alcanzado la mayoría chií desde la invasión liderada por Estados Unidos, después de décadas de exclusión del Poder.

El jefe de la Casa Blanca, George W. Bush, está enviando mas de 21.500 nuevos soldados a Irak para ayudar al Ejecutivo de Al Maliki a detener a los escuadrones de la muerte y a los insurgentes suníes, en medio de una espiral de violencia que, según Naciones Unidas, dejó 34.000 muertos sólo en 2006.

La mayor parte de los refuerzos, unos 17.500 efectivos, serán desplegados en Bagdad. Generales estadounidenses aseguran que varias ofensivas realizadas con anterioridad en la capital iraquí fallaron porque había muy pocos militares y por el fracaso del Gobierno en perseguir a las milicias chiíes.

Ayer, el Ejército de Estados Unidos informó de que 93 rebeldes murieron y 57 fueron capturados en una operación de 10 días en el noreste de Bagdad contra insurgentes relacionados con Al Qaeda. En una vídeoconferencia inusualmente detallada que fue transmitida para los periodistas de Bagdad desde la provincia de Diyala, el coronel David Sutherland afirmó que las tropas iraquíes tuvieron un importante papel en la operación. El militar agregó que las fuerzas controladas por Bagdad están mejorando día a día.

Sutherland aseveró que, durante operaciones realizadas en noviembre en los alrededores de la remota aldea de Turki, se habían encontraron 25 alijos de armas, entre ellos 1.200 proyectiles Katyusha. El coronel agregó que las fuerzas estadounidenses e iraquíes aislaron gradualmente a los insurgentes desde el mencionado mes, antes de lanzar un asalto de 10 días con ataques aéreos, entre el 4 y el 14 de enero.