La chica, de bronce, estará de pie, con las piernas abiertas y las manos en las caderas, mientras mira desafiante. La estatua, aunque no sea precisamente ni sexual ni sensual, se convertirá en el primer monumento dedicado a las prostitutas del mundo.
Mariska Majoor, ex profesional de la calle reciclada como sindicalista, ha luchado durante años para que el Ayuntamiento de Amsterdam le diera el permiso para instalar la figura delante de su centro de información de la prostitución, en pleno barrio rojo, donde, desde por la mañana, chicas en tanga de tiras finas o encueradas con botas y corpiños se lucen desde las ventanas a la espera de clientes. La profesión, plenamente legal en Holanda desde 2000 -en los 90, las prostitutas no cotizaban a la Seguridad Social o no cobraban el 19% de IVA como ahora, pero su actividad tampoco era un crimen- sigue sin recibir el respeto que merece, según la treinteañera, que empezó en las calles a los 16 años «por elección».
«Es un tributo a todas las prostitutas del mundo», declaró Majoor al anunciar su triunfo con el Ayuntamiento: «En muchos países, la gente no tiene el más mínimo respeto por las prostitutas y esta estatua es para ofrecer apoyo a todas esas mujeres y esos hombres».
La escultura, que se inaugurará esta primavera, es obra de una mujer, Els Rijerse. Después de casi una década en las calles de Amsterdam, la falta de seguridad y el tráfico de chicas, sobre todo del Este, convencieron a Mariska a orientar de otra forma su carrera. En 1994, fundó un centro para responder a las preguntas de clientes, turistas y curiosos, enseñar la profesión a las aspirantes -más derechos que técnicas sexuales- y promover la imagen limpia del barrio y el sexo en general. El proyecto, que ahora recibe cerca de 22.000 visitantes al año, se financia con la venta de camisetas ajustadas, figuritas de mujeres apoyadas en farolas, libros de denuncia de la explotación sexual y la autobiografía de la fundadora, When Sex Becomes Work.
«La prostitución ha existido siempre y no va a desaparecer independientemente de qué te parezca. Por eso es importante organizar la prostitución lo mejor posible en lugar de prohibirla, porque, con el veto, no se resuelve ninguno de los problemas relacionados», defiende Majoor, quien también guía tours por el barrio rojo para contar su historia y la de las ventanas de Amsterdam, muchas del siglo XVII. Su objetivo es mejorar la imagen de una zona en deterioro.
El 1 de enero, la ciudad cerró un tercio de los 350 prostíbulos existentes, sobre todo en este barrio, convertido en foco de negocios financiados con dinero negro del tráfico de drogas y la trata de blancas. «Este barrio tiene 700 años y ha habido tráfico de mujeres durante el mismo tiempo, pero no tanto como la gente dice», sostiene Majoor, que también intenta promover la igualdad de sexos en la prostitución.
Poco después de fundar su centro sindical, convocó una sesión especial, destinada sólo a hombres, para que alquilaran las ventanas donde se suelen exhibir únicamente mujeres. Aunque los prostitutos tuvieron mucho éxito, según cuenta la peculiar madame, a sus competidoras no les gustó la idea y boicotearon a los chicos, porque, según ellas, «ahuyentaban» a los clientes heterosexuales.
LO DICHO Y HECHO
«Es importante organizar esta profesión lo mejor posible en lugar de prohibirla»
1971: Nace en Amsterdam. 1987: Con 16 años, empieza a trabajar «por elección» como prostituta en el barrio rojo. 1994: Funda un centro de información sobre la prostitución. 2007: Consigue del Ayuntamiento de Amsterdam la autorización para construir la primera estatua dedicada a las prostitutas en el mundo. En primavera, se inaugurará la escultura, obra de una mujer, Els Rijerse.