Miércoles, 24 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6247.
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TESTIGO DIRECTO / EL PRAT
¿Y los informadores?
El descarrilamiento de una máquina de Adif en Bellvitge provoca nuevos retrasos en la red de Cercanías de Renfe / La compañía habilita un equipo de 189 personas encargadas de dar explicaciones a los viajeros
DANI CORDERO

Dos trenes de Cercanías de Renfe esperan alineados en la estación de El Prat como si estuvieran a punto de iniciar una carrera.Vienen de la Costa Daurada y sus primeras metas volantes son las estaciones de Sants y del paseo de Gràcia. Por megafonía suenan avisos de retrasos de 20 minutos en la Línea 2 de Cercanías, que complementan a un aviso anterior lanzado por la megafonía de los vagones. Cuando éstos todavía corrían, un conductor de buena fe explicó que el «descarrilo» de una máquina en Bellvitge «está generando problemas» en la circulación de la línea en ambos sentidos. En esa estación sólo hay una vía en funcionamiento.

Con ese tipo de anuncios, la mayoría ya ni se inmuta, pero un chico-hombre reacciona con una pausa en su partida de la cónsola PSP y un golpe seco con su mano abierta sobre la bandolera. Alguna mirada se levanta.

El sol hace horas que ha salido (son alrededor de las 11.30 horas) pero nadie da el pistoletazo de salida en El Prat y los maquinistas reaccionan de forma desigual a su impaciencia. Uno ha abandonado su cabina y estira las piernas en el andén que separa a los dos trenes. Con su sonrisa de circunstancias -¿incrédula?- conversa con su compañero, otro maquinista con bigote a canas y un semblante más que serio, cabreado, que asoma por el rectángulo de una ventanilla del otro tren. «¿Pero dónde están esos informadores?», pregunta en voz alta.

No sabe nada. Ni él ni sus contactos en la «central» con la que se comunica, que dice que le dicen «no sé nada. No hay previsión [sobre la salida de los trenes]. «Es fuerte que no sepas nada» reprende a través del teléfono.

Esos informadores son un ejército que Renfe ha habilitado en las últimas semanas -desde el relevo del director de Cercanías en Cataluña- con una americana roja de talla desmedida y pantalones negros. En el pecho, una placa de Renfe Información, y en la mano, un teléfono móvil. La compañía pública avisaba ayer de que son un total de 189 que se distribuyen por trenes y estaciones con su tarea impresa en la chapa. Un pasajero recuerda que la primera vez que vio a uno hace unas semanas dio la casualidad que tuvo que cambiar de tren por avería en la misma línea. Cuando le quiso preguntar algo a la inmensa americana roja apareció un móvil que se pegó a una oreja y con un «no sé no sé» salió por patas.

Renfe tuvo ayer la mala suerte de que ninguno de esos 189 informadores estaba en alguno de los dos trenes parados en el El Prat a las 11.30. En Bellvitge, donde se pudo llegar después de la parada de los 20 minutos de Renfe en El Prat y otros 10 en Gavà tampoco se divisan americanas rojas. Algunos pasajeros, ya cansados, vuelven a bajar del tren. A escasos 100 metros una veintena de operarios amarillo fluorescente trabajan alrededor de una máquina amarillo limón. Es la misma que ha causado el follón, el enésimo en lo que va de obras del AVE a la entrada de la estación de Sants. El ajetreo a distancia desmoraliza a algunos, que preguntan a tres o cuatro hombres de Vigilancia -lo pone en sus chalecos azul marino- cuánto tiempo van a estar en la estación y cómo pueden salir de ésta por otra vía que no sea la que tienen enfrente.

Desde que la máquina de Adif descarriló (6.30 horas) hasta que se normalizaron las vías pasaron ocho horas en las que los «retrasos medios» fueron de 20 minutos, según Renfe. Como una mancha de aceite los retrasos se trasladaron al resto de las líneas. Los trenes de media y larga distancia también se vieron afectados, desviados por Vilafranca, mientras que la conexión Sants-Aeropuerto se tuvo que efectuar a través de lanzaderas. A las 14.00 ese problema se había resuelto. Y dos horas después un árbol caía sobre la catenaria de Montroig del Camp, cortando el tránsito entre Barcelona y Valencia. Otro problema para Renfe. O para los usuarios.

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