Festival de Canarias
Orquesta Filarmónica de Helsinki. / Director: Michael Schoenwandt. / Solista: Johannes Moser (cello). / Obras: Jurado, Elgar y Chaikovski. / Escenario: Auditorio Alfredo Kraus. / Fecha: 21 de enero de 2007.
Calificación: *****
LAS PALMAS.- Finlandia es, sin duda, el país con mayor número de buenos músicos por kilómetro cuadrado. La Filarmónica de Helsinki ofrece una continua muestra de solidez, equilibrio y sonido bien organizado. En cuanto al director, Michael Schoenwandt, es un artista apasionado, fogoso y entusiasta. Todo ello bajo el signo de una técnica segura y precisa. Su baile en el podio es contagioso, comunica energía y planteamiento profundamente musical.
Pilar Jurado, en sus diversas facetas de creadora, intérprete y profesora, está donde está por su talento, no por ningún ridículo cupo feminista. El festival canario le ha encargado una obra y ella ha respondido con la que titula La eternidad del instante, una reflexión con colores autobiográficos.
La forma nace de la intención, como en una sucesión de escenas. Hay murmullos como de multitud, llamadas que prenden la atención, y un uso personal y afortunado de la orquesta, con sonoridades contundentes o etéreas. La técnica compositiva es de primer orden. Alguien puede preguntarse por qué una mujer joven y bella nos ofrece momentos de melancolía o amargura. Quizá nosotros, amarrados en la caverna platónica, nos dejamos engañar por las apariencias.
Animado final
En su intervención personal, Pilar nos cautivó de nuevo con el timbre de su voz y su asombroso sentido de la afinación, casi sin apoyo. El animado final no me parece una conquista de la alegría, sino una inquietante agitación por lo que pueda venir. El director llevó esta nueva música con el mismo entusiasmo y entrega que si fuera de repertorio. Acogida muy favorable.
En el catálogo de Edgard Elgar hay páginas de auténtica hermosura. Otras, sin embargo, nos recuerdan un discurso florido que termina sin que sepamos bien lo que ha dicho el orador. Es música de calidad, que se escucha con agrado y deja poca huella. La interpretación no dejó nada que desear. Moser es un violonchelista de sonido pleno y atrayente. Sólo le reprocharíamos ciertos excesos en el vibrato, que pueden turbar. Tuvo mucho éxito y respondió con Bach.
Tarde de recuerdos. También los hay en la conmovedora Patética de Chaikovski, que Schoenwandt, con magnífica labor de los músicos, hace con la cabeza y con el corazón. Sin exagerar, puedo decir que esta Patética, gracias a la emoción, el sentimiento y el virtuosismo orquestal, es de las mejores que he escuchado en mi vida. Al acabar tal maravilla, no hacían falta propinas, pero el público siempre las agradece. Se rubricó con Sibelius, al que los finlandeses permanecen fieles, y hacen bien.