Miércoles, 24 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6247.
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Bush protagoniza un 'verde' discurso sobre el Estado de la Unión
Se centra en los asuntos internos mientras su popularidad se desploma e insta a reducir el consumo de gasolina en un 20% en una década
PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO

WASHINGTON.- Normalmente, la expresión lame duck -que designa, en inglés, a un político que está en la recta final de su mandato y que, por lo tanto, no puede influir mucho en el futuro- se traduce como pato cojo. En realidad, también puede significar pato idiota, o sin gracia, que es el otro significado de lame.

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En cualquier caso, todos esos calificativos sirven para definir el clima en el que George W. Bush dio ayer su discurso sobre el Estado de la Unión al Congreso de EEUU. La muestra más notoria fue la visita ayer a Washington de representantes de 10 de las empresas más contaminantes del país. Entre ellas, las cuatro mayores eléctricas estadounidenses, la petrolera British Petroleum, el conglomerado General Electric, la química DuPont y el gigante del aluminio Alcoa.

Todos ellos presentaron un plan sobre la creación de un mercado de permisos de emisiones de dióxido de carbono, similar al existente en Europa, para cumplir -o, al menos, acercarse- a los objetivos del Tratado de Kioto. Lo increíble era que ni siquiera se molestaron en ir a la Casa Blanca. Les bastó con ir al Congreso, controlado por los demócratas.

No hay una definición mejor de lame duck -sea lame tanto cojo como idiota- que ver a las empresas energéticas e industriales de EEUU ignorando olímpicamente a su mayor valedor en lo que llevamos de siglo, George W. Bush, para irse a hablar con las huestes de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes. Y, encima, cuando el presidente estaba dando los últimos toques a un discurso cargado de mensajes ecologistas, sobre todo el plan Veinte en Diez, es decir, la reducción del consumo de gasolina en un 20% en los próximos 10 años, por medio del endurecimiento de los requisitos medioambientales de los coches y la promoción de otras fuentes energéticas, sobre todo el etanol.

Es un mensaje verde con un toque económico y político. El etanol se obtiene de los cereales, y su uso beneficia a los Estados del Medio Oeste, por lo que es una política en la que republicanos y demócratas están de acuerdo. Como lo están en mantener los aranceles que impiden la importación de Brasil de etanol de caña de azúcar, más barato que el de cereal.

Los estadounidenses están decididos a recortar su consumo energético, algo que hasta hace un año era «una cuestión de virtud personal», en palabras del vicepresidente, Dick Cheney, pero no algo que redundara en beneficio del país. El 12 de febrero abre en Nebraska la primera gasolinera libre de terroristas de EEUU, una estación de servicio que sólo venderá combustible de empresas que no tengan intereses en Oriente Próximo.

Bush respaldó indirectamente ese punto de vista anoche, al declarar que la dependencia de EEUU del petróleo importado «nos hace más dependientes de regímenes hostiles, y de terroristas». Por esa razón, «es de vital interés diversificar la oferta de energía en EEUU. Y la forma de avanzar en ello es por medio de la tecnología».

En realidad, los votantes no parecen querer comprar ni petróleo ni la política de Bush. El presidente se dirigió ayer al país en su peor momento de popularidad. Apenas un 28% de los ciudadanos apoya su gestión. Una cifra similar a las de Harry Truman durante la Guerra de Corea, y Richard Nixon en medio del escándalo del Watergate. En este caso, la diferencia es más sangrante, puesto que hace cinco años, cuando Bush pronunció en su discurso sobre el Estado de la Unión su famosa frase del eje del mal -la supuesta alianza de Irak, Irán y Corea del Norte-, tenía una popularidad cercana al 90%. Así que ha perdido 60 puntos de apoyo sin necesidad de ninguna recesión o crisis económica, sino tan sólo por la Guerra de Irak.

A ese respecto, Bush afirmó ayer que la retirada de su país de Irak «provocaría una lucha ética entre chiíes y suníes» en el país, y calificó esa situación de «escenario de pesadilla para EEUU». El conflicto requerirá, pues, «duros sacrificios», según declaró ayer en el Congreso el teniente general David Petraeus, probablemente el militar más popular en EEUU, y a quien Bush ha encargado desarrollar su plan para aumentar en 21.500 hombres los efectivos estadounidenses en Irak.

Bush defendió ayer ese plan, de nuevo con el argumento de que «los retos en el Gran Oriente Próximo [una región que se extiende hasta Afganistán] son más que un conflicto: son la lucha ideológica de nuestra era» (en ese contexto, el presidente se comprometió también a «llevar la paz a Tierra Santa»).

Sin embargo, su audiencia no parece entusiasmada con ese argumento. Cuatro senadores republicanos han roto con la Casa Blanca y han pedido que no se aumenten las tropas en Irak. Y es que, incluso para su propio partido, George W. Bush es un lame duck.


PUNTOS CLAVE DE LA DISERTACION

ENERGIA: Estabilizar las emisiones de CO2 procedentes de la automoción en 2017. Fomentar las fuentes de energía renovables y alternativas y endurecer los límites al consumo de gasolina, con el fin de reducir en un 20% su uso para 2017.

SANIDAD: Los planes de seguros médicos deducirán en el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas).

ECONOMIA: Medidas sin especificar para «introducir sentido común» en el gasto público.

INMIGRACION: Una reforma profunda, que debe incluir la lucha contra la inmigración ilegal, la persecución de las empresas que contraten a ilegales y «resolver -sin animosidad y sin amnistía- el estatus de los inmigrantes ilegales».

IRAK: «Asegurar Bagdad», aumentar el número de tropas y aclarar que «es el momento de que el Gobierno de Irak actúe».

DEFENSA: Aumentar en 92.000 soldados la dotación de las Fuerzas Armadas en cinco años.

POLITICA EXTERIOR: Mantener los planes de cooperación y ayudas a terceros países para combatir el sida y la malaria.

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