Primero, abominó de la idea del president José Montilla de pasar del nacionalismo a la Cataluña posnacional. «No hay ningún país de Europa que haya entrado en una etapa posnacional, ni siquiera los que tienen Estado propio», dijo Jordi Pujol. En su lugar, sostuvo que el catalanismo político ha sido «el primer motor económico y social de Cataluña». «Aunque ello no quiera decir que todo el mundo participara en él, sí que todos quedaron involucrados», añadió.

Pujol también rechazó la idea de que el catalanismo «se esté diluyendo», como se le planteó. «No lo creo. Pero si lo hiciera, sería por factores que no son los que normalmente se cita. No creo que lo haga por la globalización, que pone retos a las identidades para que se ratifiquen. Sin embargo, si fuéramos incapaces de integrar a la inmigración, o si el país se cansara de mantener la batalla... Eso puede pasar con cualquier pueblo», afirmó.

El ex presidente de la Generalitat dedicó gran parte de su intervención a reivindicar el papel de CiU tanto a nivel español -con su apoyo a los gobiernos del PSOE y del Partido Popular- como catalán, donde destacó su labor en la defensa de la lengua catalana. «En Frankfurt nadie se habría acordado de la literatura catalana si no existiera la lengua, y a nadie se le hubiera ocurrido invitarnos», aseguró.

En el mismo sentido, destacó el «gran éxito» que la Generalitat que él presidía logró con la inmersión lingüística y defendió la vigencia del proyecto de «casa común del catalanismo» que propugna Artur Mas para CiU, con gran disgusto de Duran. Además, Pujol se quejó de que España «no ha valorado nunca el catalanismo» y su influencia en la democratización del Estado.