MARTA RODRIGUEZ FONT
GIRONA.-
El Obispo de Girona, Carles Soler, no es partidario de incorporar sacerdotes de fuera de España en la Diócesis Gerundense para hacer frente a la falta de vocaciones que sufre la Iglesia y se ha mostrado a favor de medidas como la agrupación de los servicios de las parroquias pequeñas, aunque no gusta a todos los feligreses.
Carles Soler se reunió ayer con la prensa con motivo de la Festividad de Sant Francesc de Sales, patrono de este colectivo. El Obispo de Girona no considera que la incorporación de capellanes extranjeros ayude a la integración de los inmigrantes, sino que más bien podría crear una especie de «iglesias paralelas».
En este sentido, manifestó que «yo no querría que hiciéramos iglesias paralelas, aquí los atendemos en todos los órdenes; imaginad que se hiciera aquí la iglesia de los chilenos, la de los ecuatorianos, no, todos somos la iglesia de Girona». En esta línea, aseguró que «no iremos a pedir que venga gente de fuera, ni los iremos a buscar ni los pediremos, pero si alguien llama a la puerta somos gente abierta».
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