Jueves, 25 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6248.
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«Pensé que estallaba»
Una pasajera del vuelo que aterrizó de emergencia el martes explica su experiencia
HÉCTOR MARIN

EL PRAT.- «'No me quiero morir', me decía a mí misma En mi vida había pasado tanto miedo». Quien así habla es Núria Triay, pasajera del vuelo IB 8401 de Air Nostrum entre Pamplona y Barcelona que el pasado martes efectuó un aterrizaje de emergencia al detectar una avería en el tren de aterrizaje.

En conversación telefónica con este diario desde Menorca, al calor de su hogar familiar, Núria, de 31 años de edad, rememora «la experiencia más fuerte» de su vida: «Creía que el avión podía estallar», al aterrizar.

Por suerte no fue así: la pesadilla a bordo del Dash 8 Q-300 tuvo final feliz y ninguno de los 19 pasajeros ni los cuatro tripulantes resultó herido. Pero los momentos de tensión que vivieron en el aire no los olvidarán en su vida.

Durante el vuelo, Núria, estudiante de magisterio en Pamplona, fue todo lo observadora que su asiento de ventanilla le permitió: «Veía que el comandante extraía e introducía varias veces las ruedas traseras del avión, pero no las delanteras», recuerda.

Al descubrir la incidencia, los controladores aéreos pidieron al comandante que realizara algunos vuelos rasantes sobre el aeropuerto de El Prat para poder confirmarla. No había duda, las ruedas delanteras no bajaban.

Entonces, una de las azafatas ordenó al pasaje que se situara al fondo del avión: «El comandante ha de hablarles», les dijo.El piloto, narra la pasajera, explicó que «seguramente en el momento de tomar tierra saldrá el tren de aterrizaje, aunque de momento no sale. Por ello, vamos a realizar un aterrizaje de emergencia».

Según Núria, el pasaje se puso muy nervioso -«incluso las azafatas»- pero destaca que, salvo contadas excepciones, todos supieron contener el pavor y mantener cierta serenidad. Mientras una pasajera devino presa de un ataque de nervios, otra chica optó por ponerse a rezar. De fondo, llantos.

«Pude ver cómo el avión descargó el fuel en el mar», recuerda.Las azafatas instaron a los pasajeros a tomar medidas de seguridad: «¡Cúbranse las cabezas!», sugerían. Faltaba poco para tomar tierra.

Aunque las ruedas delanteras no salieron, la pasajera confiesa que esperaba «un aterrizaje más fuerte». Y, tras el golpe contra el suelo, llegó la evacuación al grito de «¡salgan corriendo!».Ya en tierra, la tripulación admitió que era su primer aterrizaje de emergencia.

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