La Fiscalía pide provisionalmente dos años de prisión para dos vigilantes privados del metro a los que acusa de haber detenido ilegalmente a un inmigrante a quien abordaron en el andén de una estación y sin motivo aparente lo golpearon por todo el cuerpo.
El juicio se inició ayer en la sección tercera de la Audiencia de Barcelona, y los procesados, José Antonio G. I. y Javier B.C., vigilantes de Prosegur, se defendieron alegando que el denunciante les había insultado repetidamente, motivo por el cual «en aplicación del protocolo» decidieron echarle de las dependencias del metro.
Los hechos se remontan a la mañana del 17 de marzo de 2005, y los procesados, a quienes el abogado de la acusación particular, Jaume Asens, pide penas de siete años de prisión, admitieron que levantaron «por las solapas» a la víctima, Fikri L.
En cualquier caso, los procesados argumentaron que se llevaron a Fikri a una habitación habilitada como vestuario de los trabajadores del metro porque, mientras lo acompañaban hacia el exterior de la estación, éste les amenazó con apuñalarlos y quisieron practicarle un cacheo «en privado» para evitar darle «un trato vejatorio» ante los usuarios del metro que estaban por allí.
Ya en la habitación, los vigilantes atribuyen las lesiones que se produjo el denunciante, que estuvo 13 días de baja médica, a «los intentos de autolesionarse» que protagonizó, «golpeándose la cabeza contra el suelo», y a la resistencia que opuso a ser engrilletado.
Cuando llegó la policía, los acusados dieron versiones contradictorias de lo sucedido, que la defensa de los procesados achaca a que uno de ellos, Javier B.C., llevaba apenas una semana en el servicio y estaba «muy nervioso».
En un primer momento, Javier contó que el denunciante estaba muy agresivo en el andén y que sangraba, por lo que decidieron actuar.
Sin embargo, una videocámara registró el momento en el que los dos procesados abordaban al hombre de origen magrebí, y éste aparece tranquilo, sentado en un banco, antes de ser abordado ya de malas maneras por los vigilantes, cuentan fuentes jurídicas.El vídeo, que fue aportado a la causa, será visionado el próximo 13 de febrero en la continuación de la vista oral.
Lo cierto es que la versión de los hechos cambió luego, cuando ya en comisaría relataron que el momento agresivo de la víctima se produjo cuando les amenazó con apuñalarlos. Los policías que acudieron al lugar de los hechos manifestaron ayer que habían visto restos de sangre en el suelo y salpicaduras en la pared, mientras la víctima presentaba magulladuras y la cara ensangrentada.
Una vez había intervenido la policía, los procesados acudieron al juzgado de guardia a presentar una denuncia contra Fikri L.por presunta agresión, pero cuando volvieron a comisaría para clarificar lo sucedido ante el instructor del caso, éste decidió detenerles por robo con violencia, lesiones y detención ilegal, ya que el denunciante alegó que le habían robado diez euros.
«Me usaron como un saco»
BARCELONA.- Fikri L. declaró ayer en voz muy baja, como temeroso.Durante la agresión, «llegué a perder el conocimiento», explicó ante el tribunal, cuando uno de los acusados «me puso las manos en el cuello». Fikri no sólo negó que hubiera insultado a los vigilantes, tal y como ellos aseguran, sino que señaló que lo único que le dijeron cuando le abordaron fue que enseñara «sus papeles».
Él llevaba encima una tarjeta de metro, insistió ayer en que había pagado su pasaje, y luego contó que los acusados le golpearon «mucho» cuando le encerraron en la habitación. «Soy de carne, no de arroz», comentó ayer lastimoso, y es que se sintió tratado como «un saco de entrenamiento».
Tras la agresión, y cuando ya había sido atendido en el hospital Perecamps, acudió por su propio pie a la comisaría para acabar las diligencias y, obstinado, « enseñarles que llevaba mi tarjeta de metro». Fue a pie porque no quiso coger el metro.
Se da el caso de que Fikri acababa de vivir hacía poco otro episodio traumático, la entrada y registro de los Mossos en la vivienda que ocupaba su hermano en Santa Coloma con otras personas, y que acabó con la muerte de un tiro de uno de los ocupantes.